Vivimos una
época oscura. Eso lo sabemos. Y nos preguntamos: “¿Aún es posible una oscuridad
mayor?” Algunos podrán dudar. Pero nuestra obligación es pensar que aún todo
más oscuro puede ser. No se trata de ser pesimista, sino de ser realista. ¿Qué indicios
pueden haber para pensar que a partir de ahora vuelva la Luz? ¿Quizás el
Enemigo, cansado del poder y de la riqueza va dejar paso a su propia muerte?
Hoy más que nunca, el Enemigo se pasea a sus anchas por todos los rincones del
mundo. Hoy más que nunca, el Enemigo ha conquistado todos los reinos de la
Tierra.
Y es más,
hoy, como nunca había sucedido antaño, el Enemigo ha triunfado en el Alma de
casi todas las personas. Algunos sueñan con la alternativa política al Sistema, como si la situación pudiese cambiar fácilmente convenciendo a la gente por
unos votos. Si la situación es así, o incluso mucho peor, sin entrar en
detalles que todos conocemos, ¿Puede decirse que no hay esperanza? La Esperanza
hay que forjarla a través del conocimiento de la Realidad, Nunca confundirla
con la pueril ingenuidad. Primero hay que ser conscientes de la total
oscuridad, Y más aún, de la oscuridad aún mayor que se acerca. A partir de esta
conciencia puede nacer la verdadera Esperanza. Es de ley divina y natural que la
Luz siempre llega después de la Oscuridad. Y es de ley divina y natural que
para obtener un fruto, antes hay que sembrar. Nosotros, desde todos los
rincones del mundo, hemos heredado la Semilla. Pero vemos con dolor que no
todos los poseedores de esta sagrada Semilla saben siempre sembrarla en campo
fértil.
Estos tiempos
no suponen un buen clima para que nuestra semilla germine. No se puede sembrar
donde ya se sabe que no podrá fructificar. Hoy no podemos crear grandes bosques
con nuestra Semilla. Hay que ser inteligentes. Construyamos primero pequeños
viveros. Tendremos que pasar muchos años, muchas generaciones, creando nuestros
viveros. Si no existe ese vivero, nunca podrá regenerarse el planeta.
Muchos hablan con miedo de posibles catástrofes ecológicas o nucleares. Pero en
el Alma del mundo esa catástrofe ya ha sucedido. Si volviesen los tiempos
propicios y no hubiese un vivero bien cuidado y preservado. ¿Quién tomaría el
relevo de la alternativa? Solo habría lugar entonces para los falsos profetas.
Al Enemigo es fácil de reconocer, pero ¿cómo reconocer a los falsos profetas?
Sólo aquél que ha sido criado en el Vivero de la Verdad Eterna podrá reconocer
a los suyos y podrá fácilmente desenmascarar a los farsantes.
Ustedes,
Amigos, deben saber que no están solos. También hacia el Sur se extendió la
semilla del Norte. También allá llegaron aquellos sembradores que lo
perdieron todo en este mundo, Y se convirtieron en Peregrinos sin patria. Pero
esos Peregrinos fueron humildes sembradores Y entregaron su semilla a dignos
continuadores, Y de esos continuadores queremos, aún hoy algunos jóvenes, seguir siendo dignos sucesores. El legado más importante de esta enseñanza es
la que nos dice Que nuestra única Riqueza reside en nuestra Sangre. Somos
personas sin edad y fuera del tiempo.
Venimos del
pasado. Vivimos intensamente el presente. Y nos proyectamos en la inmortalidad
del Futuro.
Después de la
Guerra, una foto dio la vuelta al mundo.
Era una frase
que apareció en una ventana del Berlín destruido:
“CEDIERON
NUESTROS MUROS PERO NO NUESTROS CORAZONES”.
Y esos
Corazones, hoy somos Nosotros. Nunca Olvidemos.
Enric
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