Vivimos una época en la que el odio esta vigente en
muchas de nuestras acciones y opiniones, se apodera de nosotros cuando
vamos a trabajar, cuando vemos o leemos las noticias de actualidad,
cuando se nos coarta nuestra libertad de expresión. Se nos incita a
odiar desde la televisión, desde la prensa, todo el sistema esta
predispuesto para generar frustración, la cual conduce a la envidia y a
la ira de los de abajo contra los de en medio, y estos contra los de
arriba, autodestruyéndonos unos a otros para el beneficio de unos pocos.
Se borra así de un plumazo el sentimiento de hermandad, de comunidad,
que nos regaló la Naturaleza para proteger nuestra pervivencia física y
espiritual; ahora ya sólo importa el individuo y su libertad para hacer
el mal, para conseguir mejores condiciones que el de al lado: “si para
medrar necesito pasar sobre ti, no dudes que lo haré”.
Frente a tanta negativa mezquindad, gracias a los dioses, se encuentra el luchador por la Libertad, héroe contra el tiempo movido por la fuerza del amor. Es el amor a su tierra y a sus gentes lo que le hará empuñar el arma. Es el amor hacia su familia, hacia su sangre humana y divina lo que le animará a destruir a sus enemigos. Es el amor hacia sus tradiciones y su cultura, infundido por el espíritu de sus antepasados, lo que le guiará hacia la victoria. Caer en el odio y en el rencor es cosa egoísta y decadente, es cosa capitalista, es cosa marxista y materialista.
Me atrevo a afirmar que en el día de mi muerte (y puede que en el de la tuya también te ocurra) una sola idea sobrevendrá a mi pensamiento ¿ha merecido la pena? ¿ha tenido sentido? Si ha habido amor sincero, justo y honesto, así habrá sido.
Que el amor inflame nuestros corazones, abra nuestros ojos a la Verdad y sea la fuerza que guíe nuestra espada hacia el golpe mortal.
Frente a tanta negativa mezquindad, gracias a los dioses, se encuentra el luchador por la Libertad, héroe contra el tiempo movido por la fuerza del amor. Es el amor a su tierra y a sus gentes lo que le hará empuñar el arma. Es el amor hacia su familia, hacia su sangre humana y divina lo que le animará a destruir a sus enemigos. Es el amor hacia sus tradiciones y su cultura, infundido por el espíritu de sus antepasados, lo que le guiará hacia la victoria. Caer en el odio y en el rencor es cosa egoísta y decadente, es cosa capitalista, es cosa marxista y materialista.
Me atrevo a afirmar que en el día de mi muerte (y puede que en el de la tuya también te ocurra) una sola idea sobrevendrá a mi pensamiento ¿ha merecido la pena? ¿ha tenido sentido? Si ha habido amor sincero, justo y honesto, así habrá sido.
Que el amor inflame nuestros corazones, abra nuestros ojos a la Verdad y sea la fuerza que guíe nuestra espada hacia el golpe mortal.
✠NCR✠
No hay comentarios:
Publicar un comentario