¡Qué no nos roben
esta fiesta ni los viejos ni los nuevos afrancesados, hijos bastardos
todos de una revolución extranjera y antieuropea!... ¡no les
pertenece!. ¡Qué no nos hablen de "más libertad" los que nos han
sometido a la dictadura de las urnas y los que nos encarcelan por vender
libros!, ¡qué no nos hablen de "más sentimiento nacional" los que han
troceado la Nación y la han vendido a las oligarquías locales!, ¡qué no
nos hablen de "más sentido común" los que permiten la presencia de más
de 7 millones de extranjeros en un país con 6 millones de parados!.
Los mismos que firmaron y aplaudieron la invasión francesa en
1808 porque representaba una "oportunidad" para España, los mismos que
se emborrachaban en fiestas palaciegas con los mariscales napoleónicos
y miraban para otro lado mientras los españoles eran asesinados por
miles, y miles de españolas eran violadas en grupo, mientras nuestros
campos eran arrasados, nuestra pequeña industria desmantelada, nuestras
iglesias saqueadas y convertidas en caballerizas y nuestro patrimonio
expoliado, ésos, son los que hoy han permitido la transformación de
nuestra Patria en un tuttifruti social desenraízado y amnésico,
los mismos que ven en la inmigración un "reto" y un fenómeno
indiscutiblemente positivo, los mismos que permiten la presencia en
nuestro suelo de ejércitos extranjeros y el expolio de nuestras riquezas
y su envío a otras partes del planeta.
Españoles, compatriotas, hoy 2 de Mayo, no podemos olvidar
que España no necesita ni de un Ejército para reaccionar ni de un
Gobierno para librarse del yugo de la esclavitud extranjera y de la
opresión progre-liberal.
Españoles, hoy, como ayer, ¡odio a muerte al invasor y a sus colaboracionistas nacionales!.
¡Capitán Pedro Velarde!, ¡Capitán
Luis Daoiz!, ¡Teniente Jacinto Ruiz!, ¡héroes del Cuartel de
Monteleón!, ¡patriotas de Madrid y España!.
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