"No quiero recordaros tampoco como quedamos aislados,
exceptuados, apartados de todas las organizaciones
económicas de la burguesía en que se nutre el
antimarxismo. Todos los partidos políticos tuvieron su
ayuda económica menos nosotros. Nos pusieron
primero cerco de silencio; nos pusieron
después cerco de hambre; pensaron que la
Falange se rendiría; pero entre el cerco de
silencio y el cerco de pobreza nosotros
íbamos construyendo nuestro castillo fuerte
para España. No sabían que con el
dinero se hace algo; que con la pobreza puede hacerse
todo; no sabían que nos habían puesto en la gran
escuela clásica, estoica, combatiente, de profunda
raíz española. No sabían la libertad, la
dignidad, la fortaleza que dan la pobreza y
el silencio. No sabían lo que es una comunidad disciplinada.
Por aquellos días me encontré con un texto griego
sobre las antiguas falanges en el que se decía
textualmente: “La pobreza es la fuerza de la falange”.
Los aficionados a las tablas antiguas pueden ver,
que como en la tragedia de Sófocles, nosotros
quedábamos en la isla desierta, con las
cinco flechas que habían de ser la salvación
de la Patria. Nos dejaron solos, pero nos
dejaron con muchas cosas: los ideales, el rigor mental
de la doctrina, la disciplina, la invocación al
espíritu de sacrificio… nos dejaron solos con
España, como era nuestro mayor deseo; nos
dejaron solos con nuestros muertos, con
nuestros centenares de heridos, nuestros
centenares de presos. ¡Fueron tantos que
solamente nuestro Jefe nacional, ante los tribunales,
ha tenido que libertar a más de ciento!
Soportábamos esa soledad impasibles y tranquilos
viendo en ella un reflejo del espíritu de España,
sabiendo que en el fondo entrañable de España soportar
la injusticia, es lo que mejor conquista al pueblo
y, sobre todo, sabíamos que en España los
condenados a morir no mueren nunca…"
"Nos tuvieron como apestados y prohibidos en la esfera
del patriotismo y no sabían que la juventud tiene
gusto por lo prohibido y que muchos estudiantes y
jóvenes de España se hicieron comunistas, porque era
una cosa prohibida. Pero nosotros, además de
ser los prohibidos, éramos los restos de los
valores espirituales de España… Ya
no cabe detener a la juventud de España
fuerte. A pesar de todo, llegadas las horas
difíciles, ¡que no hubiéramos hecho por
España! Hasta con el diablo nos hubiésemos
aliado para mejorar la suerte de España.
Pensar en engañar al diablo para hacerle un poco
mejor".
Rafael Sánchez Mazas
Cine Padilla 2 de febrero de 1936
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