"Suprímase el principio anti-autoritario en el curso de las discusiones
anarquistas considerando la necesidad y la naturalidad de los hechos
sociales, aún de aquellos (como el Estado, la autoridad, etc.) que más
repugnan a nuestras conciencias de libres; descártese la premisa
liberalista e individualista; sígase el método experimental de la
ciencia positiva... y entonces el gran ideal de la anarquía no será
considerado como una “utopía”, un “sueño”, sino como una realidad
infieri, bella, sublime, concadenada a las realidades precedentes por un
nexo indisoluble de continuidad evolutiva.
Cuando a la anarquía se le dé su legítimo natural fundamento
“sociológico”, no se verá desmentida por la ciencia, sino que se
reafirmará como directa filiación suya.
¿Se quiere una prueba indiscutible de esto?
La sociología evolutiva, por medio de uno de sus más ilustres
representantes vivientes, Durkheim, afirma que la ley suprema del
desarrollo social es el pasaje de la necesidad a la voluntad, de la
coacción a la libertad.
La anarquía, que para mí es el coronamiento de la sociología, se define:
como la asociación libre de los hombres.
No puede imaginarse acuerdo más armónico. Al concepto “sociológico” de
la anarquía se acercan los socialistas-anarquistas, los cuales ocupan la
posición intermedia entre los exagerados individualistas y los
fanáticos colectivistas.
Yo he esbozado apenas los perfiles de este concepto. Quisiera que sobre
este argumento se abriese una discusión seria y amplia de la cual todos
saliésemos más seguros y más en posesión de la verdad. La idea no es
mía. La he tomado del campo de la sociología general y de la sociología
jurídica (de Maine y de Spencer) procurando aplicarla al campo de la
anarquía".
Sergio Panunzio
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