"El verdadero castellano es indomable, no le
reduce ni el frío ni el calor ni el hambre ni la tortura, ni la paz ni
la guerra, es altivo y libre bajo una apariencia humilde y sencilla; y
desde remotas épocas, mientras otros pueblos y razas de la historia
vivían en la servidumbre, él sólo impera por la generosidad y
el heroísmo.
Antes morir que entregarse.
Fue aventurero e independiente, con orgullo y dignidad de su pobreza
llega a mendigante, pero no a esclavo. En cambio se rindió siempre al
que le llamó amigo".
Luis Pérez Rubín
Flor de la vida
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