lunes, 3 de diciembre de 2012

Asaltando el Futuro

Nuestra avidez ahora es mayor, recuperar  una memoria justa que batalle en un futuro, no quiero que mal interpreten, no es el pasado lo que queremos de vuelta, es la vida misma, lo entrañable e incalculable para estos tiempos.
El alma ha de encontrarse en lo más sutil del arte, no nos interesa un arte-político con favoritismos doblegados a arreglos y creaciones no más que materiales. No queremos prender fuego a lo que ni lo merece, el fuego hemos de llevarlo para alumbrar, concluir nuestro destino y transformar(nos).
No queremos aferrar nuestra insistencia a un simple delirio, no, ni mucho menos a la simple noción de tiempo y espacios a los cuales podemos vernos encaminados, nuestro querer estará firme en la acción persistente a eso, a la acción, a las aptitudes que hemos de poseer para reconocer y desafiar aquello que nos representa.
Aquella Polifonía inconclusa no lo será más, un tu-pac-tu-pac ha de ser más que el latido de un corazón en nostalgia, en ese corazón retumbará y chirriará engranajes que mantendrán una fuerza vital, más allá de la simple invención.
¿Qué si habrá momento para descansar? Claro, este por ejemplo, cuando nos leemos, de seguro habrá muchos otros momentos de justo descanso, los necesitamos, no es debilidad y es más que simple comodidad, cualquier circunstancia que nos lleve a reflexionar sobre nuestros encuentros es natural y valerosa.
Las buenas mujeres, las pocas que encontremos, serán una gesto más de que todo lo que hagamos tendrá sentido intimo y de sincero amor. Pocos serán también los brazos firmes que saluden y más pocos los que no fallen en la guerra que ha de declararse en su momento.
Ahora es nuestro deber devolverle a este valle la fiereza que perdió cuando se dejó atrapar sin las armas y valentía que conquistó, volveremos a perpetuar ese entonces con la esencia de la gloria, con la fuerza que nos alienta ambicionar vivir el mañana.
El credo que nos acompaña llegó por medio de una botella, no fue un mar quien lo trajo, fue un viejo nunca vejado, y aunque viejo, no viejos sus recuerdos, su aire creó una convicción de por vida, su aliento se atrevió a tocar nuestra ventana para saludar eternamente…y vednos aquí.
Jorge Ferro

1 comentario:

Jorge Ferro dijo...
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