martes, 25 de diciembre de 2012

Libertad de Expresión

A estas alturas todos sabemos lo que ha ocurrido con nuestro camarada Mr.C. Ni qué decir tiene, que aquí no creemos una palabra de los ridículos cargos que se le imputan (la mitad pura manipulación y la otra directamente fabulaciones), y sólo vemos en ello otra prueba más de la despiadada caza de brujas llevada a cabo por el poder y sus lacayos contra los militantes identitarios y en general contra todos los que se oponen a este corrupto y decadente sistema.
Pero ahora vamos a centrarnos en otra cosa. Si bien nada de lo vertido se sostiene lo más mínimo por su propio peso y tenemos el convencimiento de que la Justicia acabará por darle la razón y que todo acabará como dicen los castizos en agua de borrajas, la prensa liberal ha dictado ya sentencia poniendo a dicha persona como un terrorista vulgar ante su familia, amigos y compañeros de trabajo y, por mucho que al final la verdad salga a la luz, lo que prevalecerá será toda esa panoplia de mentiras amarillistas, cuyo único objetivo es vender ejemplares a costa del enemigo neonazi que se esconde entre las sombras, sólo saliendo de su tenebrosa cobertura, para socavar como la lepra los principios de tolerancia y convivencia sobre los que se asienta la democracia… bienvenidos al nuevo orden mundial, sostenido por el imperio de los medios.
De este modo, exigimos a todos los periodistas que se han marcado un tanto, emborronando páginas a costa de transformar a un ciudadano inocente en un monstruo de folletín, si llegara el momento en que los tribunales le dieran la razón, se retractaran públicamente devolviendo la humanidad y la dignidad robada a nuestro hermano. Por desgracia sabemos que eso no va a pasar, porque este es su modus operandi y los que llevamos ya años en este lado de la barricada sabemos de sobra cómo funcionan las cosas, pero por pedir que no quede. Parafraseando a los revolucionarios de Mayo del 68, seamos realistas, pidamos lo imposible.
Finalmente, nada más que declarar nuestro apoyo incondicional a Mr.C, deseando que después de todo, la verdad prevalezca frente a esta amalgama de mentiras y falsedades.