"La extravagancia de los adversarios del fascismo se halla
ante todo en este desconocimiento total de la alegría fascista. Alegría que se
puede criticar, alegría que se puede declarar abominable e infernal, si esto
nos agrada, pero alegría. El joven fascista, apoyado en su raza y en su nación,
orgulloso de su cuerpo vigoroso, de su espíritu lúcido, despreciando los bienes
groseros de este mundo, el joven fascista en su campamento, entre los camaradas
de la paz que pueden ser los camaradas de la guerra, el joven fascista que
canta, que marcha, que trabaja, que sueña, es en primer lugar, un ser alegre.
El fulano del comité radical, el mezquino conspirador judeo-socialista, el
consumidor de aperitivos, de mociones y de compromisos, ¿cómo va a comprender
esta alegría?"
Robert Brasillach
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