"Es único y sin igual, de ciega y feroz acometividad, de buscar siempre acortar la distancia con el enemigo y llegar a la bayoneta"
Con los rostros impasibles, fuerza invencible al acecho
Los legionarios aguardan del cornetín el acento,
para lanzarse al ataque, en busca del cuerpo a cuerpo,
que puntualiza y exige la enseñanza de su credo.
Riza el aire los colores de sus guiones soberbios,
acaricia los tatuajes de sus bronceados pechos,
y con ansia delirante entre suspiros y besos,
de su leal compañera reciben el casto aliento.
Al resonar el clarín la voz de aceptado reto,
como a un mágico conjuro brota La Legión del suelo,
y acortando la distancia con su ímpetu tremendo,
a la fase del asalto lleva su arrojo y denuedo.
Relucen las bayonetas con metálicos destellos,
hay como un crispar de garras en el pavón del acero,
y los Novios de la Muerte, con su mordiente de esfuerzos
clavan sobre el enemigo su dentellar violento.
Fecha, momento y lugar, estipulación y acuerdo
milagro sobre la cruz de su ardiente juramento,
cripta, tálamo y mortaja, que por destino escogieron,
al rendir su generoso capitular de silencios.
En la inquietud permanente, nostálgica del recuerdo,
y con la exacta medida de tu herencia y estamentos,
prometemos firmemente, que si es preciso, sabremos
morir gritando también: ¡Viva España y Viva el Tercio!
"Los doce Espíritus Legionarios"
Federico Grases
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