Morrión, casco
emblemático de los Tercios, cuyo nombre lo toma de la palabra española
morra (corona en la cabeza) fue empleado principalmente durante
los siglos XVI y XVII, coincidiendo temporalmente con la hegemonía
militar española y en concreto con los Tercios.
El
morrión aunque coexistió con los capacetes y borgoñotas seguramente es
una mejora de los primeros, con el añadido del ala ancha y abarquillada
así como de la cresta.
La forma de media almendra del morrión, al igual que el capacete, permite que resbalen los golpes verticales
y las alas más anchas mejoran la protección de la cara, orejas y
cogote. La cresta trabaja de viga, como ocurre con el casco Adrián
Francés de la Primera Guerra Mundial también utilizado en nuestra Guerra
Civil.
En su interior dispone de una tira de cuero
o tela remachada, con las rosetas exteriores que traspasan el casco y
sujetan los remaches, y varias correas cruzadas que se apoyaban en la
cabeza del soldado para amortiguar la transmisión a la cabeza de
posibles golpes y el calor del casco. Un metal al sol alcanza altas
temperaturas.
El típico morrión español, es de una pieza,
cresta alta, estilizado, orgulloso y bello. Solían llevar un pavonado y
pintado oscuro (tratamiento químico y térmico) para su protección
contra el óxido, aunque también los había en metal desnudo, como indican
algunos textos: "brillo de acero y relucir de picas, morriones y
corseletes.".
Algunas
marcas de estas piezas inicialmente se atribuían al fabricante o ciudad
donde hubieran sido elaborados, no obstante generalmente correspondían a
marcas de las familias nobles que los compraban. Los morriones de Jefes y Oficiales tenían un canutillo donde poner las 3 plumas características. Los morriones de altos cargos solían llevar relieves y grabados al ácido.
Los morriones empleados en los Tercios y el Nuevo Mundo provenían tanto de fabricación española, como importada por la Real Armada de Italia, durante la ocupación española de este país y de Alemania, aliado de nuestro Imperio.
Los morriones españoles, al igual que las armaduras y espadas, alcanzaron gran fama en toda Europa en el siglo XVI,
debido principalmente a su gran temple y resistencia. Muchos morriones
fabricados en España eran enviados a Italia para su decoración. En esta
época asistimos al período de esplendor en la fabricación morriones. Se
fabricaban gremialmente en Toledo, Bilbao, Tolosa, Mondragón, Vergara entre otras localidades.
La fabricación de armaduras e indirectamente la de morriones fue decayendo a partir del siglo XVII,
conforme se desarrolló la armería de fuego, lo que originó la
importación de estos cascos de otros países de Europa, que también
atendían a las exigencias de calidad impuestas por los gremios en la
fabricación de las piezas.
Las
grandes bancarrotas de finales del siglo XVI y del reinado de Felipe
II, el alza de precios estimulado por la llegada de metales americanos,
el gran esfuerzo bélico y la ambiciosa política exterior, así como la
deuda que generaban los gastos militares ocasionaron a la larga un
cierto anquilosamiento de la actividad productiva y el reforzamiento de
las importaciones de material bélico. Existen morriones reciclados en
España a partir de mitades de morrión y recompuestos en el siglo XVII,
cuando comenzó el declive militar español y, en particular, el de los
Tercios.
Los morriones fabricados en Alemania, Inglaterra y otros países solían ser de 2 piezas, o mitades, con remaches, más fáciles y baratos de fabricar, de menor calidad
que el típico morrión español de una pieza producido en forja. Hay que
reseñar que este casco de invención española se hizo muy popular en toda
Europa, son muy típicos los morriones alemanes de Nurenberg y Múnich, empelados generalmente por la Guardia Local. Solían ser de dos piezas aunque también los hay de una.
Aun así en el siglo XVII
siguieron produciéndose morriones españoles que mantienen y demuestran
una asombrosa capacidad de trabajo y conocimientos laborales. Sólo un
entendido en forja puede llegar a saber la dificultad de la fabricación
de un morrión, trabajo artesanal que exige mucha experiencia y destreza.
En
los Tercios esta prenda se usaba como parte del equipo defensivo de
piqueros y arcabuceros principalmente, Jefes, Oficiales y soldados, sin
embargo los mosqueteros acabaron sustituyéndolo por el típico sombrero o
chambergo.
En
los Tercios coexistieron distintos tipos de casco, morriones, celadas,
borgoñotas, capacetes y capelines. Jefes y Oficiales utilizaban con
frecuencia la borgoñota y el morrión. Estaban adornados con 3 plumas, roja, blanca y amarilla para la Guardia Imperial de Carlos V y 3 plumas rojas para el resto de los cuerpos.
Integran las Guardias Imperiales la Guardia Española, los Hacheros de
Borgoña y los Alabarderos de la Guardia Alemana. Todas las plumas que
montaban sus morriones eran de avestruz macho teñida, de 50 a 60
centímetros de largo.
Como
dato curioso también en el libro del "Quijote", de Cervantes, el
protagonista hace uso de un morrión, que no de una celada, más antigua y
difícil de conservar: "pero vio que tenía una gran falta, y era que no
tenía celada de encaje, sino morrión simple" (capítulo primero).
Cervantes vivió durante los siglos XVI y XVII, bajo los reinados de
Felipe II y Felipe III. El Quijote está ambientada en una fecha
imprecisa, pero por las referencias históricas que él aparecen puede ser
perfectamente una obra ambientada en la época en la que escribía (la
primera parte del Quijote aparece publicada en 1605).
No cabe duda de que esta bella y noble prenda de cabeza estará siempre ligada a la historia de España.
Fuente: El Camino Español
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