"Realmente, si las juventudes examinan hoy su patrimonio, es decir, lo que son
y lo que tienen, descubrirán, de acuerdo con cuanto llevamos escrito,
que es bastante reducido y simple. Lo que, lejos de contrariarlas y lejos de
dificultar las tareas que le corresponden, las coloca y emplaza en la plenitud
de su destino.
Vamos nosotros a perfilar aquí en qué consiste ese reducido patrimonio
y a qué obliga.
¿Qué tiene de un modo verdadero el joven español en su
mochila?.
Tiene en primer lugar su juventud, es decir, una vida proyectada en el mañana,
en el futuro. Y tiene también, posee también, una dimensión
nacional, el hecho profundo, decisivo y formidable de haber nacido español,
de ser español. Esta última cosa encierra y comprende su cualidad
humana, la que lo define y presenta incluso como ser humano. Pues somos hombres
cabales y plenos en tanto seamos cabales y plenos españoles, no viceversa.
No tiene más. No tiene riqueza, no tiene sabiduría, ni poder,
ni destino individual ya alcanzado, ni doctrina política alguna a qué
servir; en fin, nada sino aquellos dos valores ya dichos. Esto le acontece porque
hace su presencia en una coyuntura tal de España que las actuales energías
rectoras, tanto en el orden político como en el social y económico,
se encuentran atravesando una hora de impotencia, contradicción y crisis.
Ahora bien, resulta que las juventudes no sólo carecen hoy de toda posibilidad
normal de desarrollo, sino que tienen delante el peligro mismo de que su propio
y peculiar bagaje, aquel que ellas incorporan y traen, sea también torpedeado
y hundido. Es decir, que su juventud y su dimensión esencial, fundamental,
la de ser españoles, se quiebre y se pierda de un modo irremediable.
Si a estas alturas, si en estos momentos, España vacilase como nación
independiente y libre, las juventudes quedarían amputadas, taradas, convertidas
sin remedio en puros despojos.
El hecho de encontrarnos haciendo cara a las etapas finales de un larguísimo
y secular proceso de descomposición, nos coloca tanto al borde del abismo
como al borde del Imperio. Pero España debe y puede salvarse, siendo
cada día más evidente que las juventudes constituyen su posibilidad
única de salvación.
Reconocido que el pasado más inmediato y cercano de la Patria no ofrece
asidero alguno firme a las juventudes, y que el pasado más lejano y remoto,
aun magnífico y espléndido, es inasible por su propia lejanía,
la consecuencia que de todo ello se obtiene es que las juventudes están
solas, con aquellas únicas dos cosas mencionadas antes.
Hay, pues, que partir de esa realidad, aceptarla como buena y organizar desde
ella la acción de las juventudes".
Ramiro Ledesma Ramos
"Discurso a las Juventudes de España"
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