viernes, 26 de octubre de 2012

Juventud y Dimensión Nacional

"Realmente, si las juventudes examinan hoy su patrimonio, es decir, lo que son y lo que tienen, descubrirán, de acuerdo con cuanto llevamos escrito, que es bastante reducido y simple. Lo que, lejos de contrariarlas y lejos de dificultar las tareas que le corresponden, las coloca y emplaza en la plenitud de su destino.
Vamos nosotros a perfilar aquí en qué consiste ese reducido patrimonio y a qué obliga.
¿Qué tiene de un modo verdadero el joven español en su mochila?.
Tiene en primer lugar su juventud, es decir, una vida proyectada en el mañana, en el futuro. Y tiene también, posee también, una dimensión nacional, el hecho profundo, decisivo y formidable de haber nacido español, de ser español. Esta última cosa encierra y comprende su cualidad humana, la que lo define y presenta incluso como ser humano. Pues somos hombres cabales y plenos en tanto seamos cabales y plenos españoles, no viceversa.
No tiene más. No tiene riqueza, no tiene sabiduría, ni poder, ni destino individual ya alcanzado, ni doctrina política alguna a qué servir; en fin, nada sino aquellos dos valores ya dichos. Esto le acontece porque hace su presencia en una coyuntura tal de España que las actuales energías rectoras, tanto en el orden político como en el social y económico, se encuentran atravesando una hora de impotencia, contradicción y crisis.
Ahora bien, resulta que las juventudes no sólo carecen hoy de toda posibilidad normal de desarrollo, sino que tienen delante el peligro mismo de que su propio y peculiar bagaje, aquel que ellas incorporan y traen, sea también torpedeado y hundido. Es decir, que su juventud y su dimensión esencial, fundamental, la de ser españoles, se quiebre y se pierda de un modo irremediable.
Si a estas alturas, si en estos momentos, España vacilase como nación independiente y libre, las juventudes quedarían amputadas, taradas, convertidas sin remedio en puros despojos.
El hecho de encontrarnos haciendo cara a las etapas finales de un larguísimo y secular proceso de descomposición, nos coloca tanto al borde del abismo como al borde del Imperio. Pero España debe y puede salvarse, siendo cada día más evidente que las juventudes constituyen su posibilidad única de salvación.
Reconocido que el pasado más inmediato y cercano de la Patria no ofrece asidero alguno firme a las juventudes, y que el pasado más lejano y remoto, aun magnífico y espléndido, es inasible por su propia lejanía, la consecuencia que de todo ello se obtiene es que las juventudes están solas, con aquellas únicas dos cosas mencionadas antes.
Hay, pues, que partir de esa realidad, aceptarla como buena y organizar desde ella la acción de las juventudes".

Ramiro Ledesma Ramos
"Discurso a las Juventudes de España"

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