Toda Europa se puso en camino cuando se corrió la
noticia de que habían sido descubirto los restos humanos de Santiago.
Hace más de un milenio, en efecto, llegaban a lo que hoy es Galicia los
españoles que se veían liberados del dominio musulmán en el sur de la
Península Ibérica, pero lo hacían también los finlandenses, los
noruegos, los daneses, los ucranianos, los rumanos, ... En resumen: de
los cuatro puntos cardinales del Viejo Continente. Y poco a poco se han
ido configurando rutas que, en muchos casos, seguían las antiguas vías
construidas por las legiones del imperio Romano.
Se
fue tejiendose así una auténtica tela de araña que llegó a todas partes
del mundo conocido, y todos y cada uno de los habitantes de éste
supieron que en el confín de la tierra estaba enterrado Santiago
Apóstol. El alemán Goethe dijo de que Europa se construyó caminando a
Santiago, y desde luego no le falta razón.
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