La XIX Fiesta de la trashumancia 2012 se ha celebrado con un
recorrido donde los rebaños trashumantes transitaron por las vías
pecuarias del centro de Madrid.
Los rebaños iniciaron su ruta en la Casa de Campo, para pasar seguidamente por la calle Mayor, Plaza de la Villa, Puerta del Sol, Cibeles y calle Alcalá para finalizar en Ventas.
Esta Fiesta, que se viene celebrando desde 1994, tiene
como objetivo realzar la actividad ganadera trashumante y su
acercamiento a la población urbana de Madrid. Se recupera con ello la
tradición del paso de ganado trashumante por la capital practicado desde
la Baja Edad Media y coordinado hasta 1836 por el gremio del Honrado
Concejo de la Mesta.
Una fiesta que acerca la vida de los ganaderos y la cultura rural de
algunas regiones de España al centro urbano de Madrid, donde los
asistentes y curiosos han podido observar el recorrido de las 2.050
cabezas ovinas, 50 ejemplares de vacuno y decenas de caballos, junto a
cinco grupos folclóricos, que han marchado desde Casa de Campo hasta la
Puerta del Sol, para continuar por la calle Alcalá hasta la Plaza de
Toros de Las Ventas.
La historia de la Trashumancia
La historia de la Trashumancia se remonta al rey Alfonso X El
Sabio, que concedió en 1273 los privilegios al Concejo de la Mesta de
los Pastores para que pudieran moverse libremente con sus rebaños,
respetando las cinco cosas vedadas: panes, viñas, huertas, dehesas y
prados de guadaña. El tributo de cinco ovejas por millar, que debían
pagar los pastores a la Corona al atravesar los Puertos Reales en su
viaje de primavera se convirtió en el ingreso más importante y regular
del Reino de España, pues durante siglos transitaron anualmente por las
cañadas de 3 a 5 millones de ovejas entre las montañas del norte y los
valles del sur.
Además de la Concordia de los Hombres Justos
de la Mesta, por privilegio concedido a Madrid a principios del Siglo
XV por el rey Juan II, padre de Isabel la Católica, se instituyó la
Feria de Ganados de San Mateo, que durante tres días se celebraba en la
calle de Alcalá, que es cañada real o camino de cordel.
Se
llamaba así porque los ganaderos, acogidos a los privilegios del
Honrado Concejo de la Mesta, defendían sus derechos de paso con una
copia de la Ley en la mano y con un cordel, que llevaba en sus puntas
dos sellos de plomo, troquelados por el fiel contraste de pesos y
medidas. El mayoral avanzaba delante del rebaño y en los lugares donde
veía que habían dejado menor anchura de la pertinente, medía con el
cordel el ancho de la calle, presentando ante la autoridad la denuncia
correspondiente.
Hasta mediados del siglo XX era habitual ver
pasar por la calle de Alcalá en primavera y otoño los rebaños de ovejas
merinas con sus pastores, que regresaban o se dirigían hacia
Extremadura.
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