lunes, 29 de octubre de 2012

Trashumancia por las calles de Madrid

La XIX Fiesta de la trashumancia 2012 se ha celebrado con un recorrido donde los rebaños trashumantes transitaron por las vías pecuarias del centro de Madrid.
Los rebaños iniciaron su ruta en la Casa de Campo, para pasar seguidamente por la calle Mayor, Plaza de la Villa, Puerta del Sol, Cibeles y calle Alcalá para finalizar en Ventas.
Esta Fiesta, que se viene celebrando desde 1994, tiene como objetivo realzar la actividad ganadera trashumante y su acercamiento a la población urbana de Madrid. Se recupera con ello la tradición del paso de ganado trashumante por la capital practicado desde la Baja Edad Media y coordinado hasta 1836 por el gremio del Honrado Concejo de la Mesta.
Una fiesta que acerca la vida de los ganaderos y la cultura rural de algunas regiones de España al centro urbano de Madrid, donde los asistentes y curiosos han podido observar el recorrido de las 2.050 cabezas ovinas, 50 ejemplares de vacuno y decenas de caballos, junto a cinco grupos folclóricos, que han marchado desde Casa de Campo hasta la Puerta del Sol, para continuar por la calle Alcalá hasta la Plaza de Toros de Las Ventas.

La historia de la Trashumancia
La historia de la Trashumancia se remonta al rey Alfonso X El Sabio, que concedió en 1273 los privilegios al Concejo de la Mesta de los Pastores para que pudieran moverse libremente con sus rebaños, respetando las cinco cosas vedadas: panes, viñas, huertas, dehesas y prados de guadaña. El tributo de cinco ovejas por millar, que debían pagar los pastores a la Corona al atravesar los Puertos Reales en su viaje de primavera se convirtió en el ingreso más importante y regular del Reino de España, pues durante siglos transitaron anualmente por las cañadas de 3 a 5 millones de ovejas entre las montañas del norte y los valles del sur.
Además de la Concordia de los Hombres Justos de la Mesta, por privilegio concedido a Madrid a principios del Siglo XV por el rey Juan II, padre de Isabel la Católica, se instituyó la Feria de Ganados de San Mateo, que durante tres días se celebraba en la calle de Alcalá, que es cañada real o camino de cordel.
Se llamaba así porque los ganaderos, acogidos a los privilegios del Honrado Concejo de la Mesta, defendían sus derechos de paso con una copia de la Ley en la mano y con un cordel, que llevaba en sus puntas dos sellos de plomo, troquelados por el fiel contraste de pesos y medidas. El mayoral avanzaba delante del rebaño y en los lugares donde veía que habían dejado menor anchura de la pertinente, medía con el cordel el ancho de la calle, presentando ante la autoridad la denuncia correspondiente.
Hasta mediados del siglo XX era habitual ver pasar por la calle de Alcalá en primavera y otoño los rebaños de ovejas merinas con sus pastores, que regresaban o se dirigían hacia Extremadura.

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