En España no parece haber una ley de cuotas que
obligue a que haya un determinado número de gays, inmigrantes,
prostitutas, porreros o izquierdosos en cada película/teleserie de
turno, pero tampoco hace falta, porque los guionistas españoles parecen
ser unos verdaderos entusiastas con la causa (¿No es esto demasiada
casualidad? ¿Existe quizás algún lobby o grupo de presión encargado de
estos menesteres? ¿Sera esto requisito indispensable para gozar de
alguna buena subvención? No por favor, esto sería perverso, olvídenlo).
En todo caso usted no verá nunca a un personaje,
llamémosle positivo, yendo a misa o rezando, defendiendo la familia
tradicional, tomando una posición antiabortista, o simplemente
manifestando un honrado y sincero sentimiento patriota sin ser
ridiculizado a la más mínima… estos, sin duda alguna, serían los “malos”
de la película. En cambio se promueve abiertamente la laicidad, el
anticlericalismo (con la iglesia católica siempre como única víctima, no
vaya a ser que “otros” se sientan ofendidos…) y, en muchos casos, un
exacerbado culto al juvenismo siempre en menoscabo de nuestros mayores (“carrozas”) y de los valores que ellos nos enseñaron. Un juvenismo
inducido que arrastra a los chavales a la promiscuidad, a la
experimentación con las drogas, a la anorexia, al materialismo y al más
puro descontento cuando comprueban que sus tristes vidas nada tienen que
ver con las de sus ídolos de pantalla o de los 40 Principale$.
No es necesario que usted le dé más vueltas al
tema, solo era una pequeña reflexión. Ahora siéntese cómodamente en su
sofá, paladee su “sanísima” comida importada y disfrute del nuevo
capítulo de hoy…y que no falte el simpático vecino gay que cuida de los
hijos de la prostituta del quinto cuando sale a trabajar, ni el
drogadicto graciosete que se codea con el facha enquistado del bar de la
esquina, ni la pequeña con burka discriminada en la escuela, ni el
joven neo-trotskista funcionario del estado…usted lo ha preferido así.
…A nosotros, en tan difíciles días de secularismo
fuerte y agresivo, de fea disputa entre fe y modernidad; nos seguiran
quedando Trapaza y las inmejorables obras de nuestros buenos cristianos
viejos…por ahora.
Vayan con Dios.
-veritasvincitdixit-
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