Aparta de tus convicciones el progresismo, el
evolucionismo, la Historia con H mayúscula. Nunca han existido mejoras
automáticas. La tendencia es siempre hacia la caída, hacia la
degeneración, hacia la entropía. A ella reacciona en el ámbito de la
vida no humana, la selección natural. En la esfera humana. La fuerza del
espíritu, la disciplina es la buena voluntad. No hay otra historia que la que -para bien o para mal- hemos hecho.
Desprecia la astucia, miserable sucedáneo de la inteligencia, y haz de la lealtad tu estilo. Es mejor ser engañado que engañar.
Desdeña la comodidad, la seguridad y la opulencia y desconfía de quien te la ofrece a cambio de tu libertad.
Odia con todas tus fuerzas la demagogia,
lepra de nuestro tiempo democrático. A ti y a los otros debes decir la
verdad, también si es desagradable o prohibida, sin importarte conseguir
efímeros consensos.
Rebélate al cientifismo, absurda pretensión de la ciencia empírica de no enseñarnos aquello que lo trasciende.
Niega y combate la igualdad entre los
hombres. Toda la dinámica de la vida es desigualdad y jerarquía. La
igualdad es decadencia y muerte. Entre hombres iguales solo el dinero es
el rey. La igualdad es una invención de los banqueros.
Se fiel a tu Patria y a sus tradiciones, pero
respeta y salvaguarda las demás, proclamando en voz alta contra la
abyección integracionista, y por su derecho a permanecer en si mismas.
Desenmascara la pseudo-cultura que es dada a las masas. Un
campesino del neolítico poseía una cultura más orgánica y fecunda que
cualquier licenciado medio de nuestros días. Y comienza por expulsar de
tu casa el instrumento más diabólico de la nueva esclavitud: el
televisor.
Predica -y enseña a tus hijos- el deber y no
el derecho. No en el reconocimiento de tus derechos, sino en la
conciencia de haber cumplido tu deber encontrarás el respeto a ti mismo.
No huyas, sino más bien busca el esfuerzo, el peligro, la responsabilidad, la lucha; es decir, aquello que los demás rechazan.
Ama y cuida la naturaleza: orden maravilloso
de lo creado y de lo cual también tú eres parte inseparable, y combate
con todas tus fuerzas a los criminales que -con la pretensión de
dominarla- la atormentan.
Dedica cada día un poco de tiempo al silencio y a la reflexión.
Considera sobretodo como preciosa la única libertad que cuenta: el perfecto dominio de ti mismo.
Se solidario con quien sostiene tu misma lucha, sea de la raza y nación que sea, la verdad es nuestra Patria.
Recuerda, finalmente que cuanto más simple es tu vida más limitadas son tus necesidades materiales y menos patrones tendrás.
Estas no son palabras nuevas. El camino nos ha sido mostrado desde hace milenios. Yo solo soy una pro-memoria y una exhortación a dicho camino.
El enemigo tiene dinero, medios, número y poder, lo sabes.
Pero ocurre, que tú, sabes ser todo aquello que eres.
Rutilio Sermonti
(Texto extraído de Area Identitaria)
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