viernes, 21 de marzo de 2014

El tarambana de Marx


Adúltero, tendente al sablazo, perezoso... y dependiente de su santa esposa
¿Qué filósofo moderno, mientras su esposa se está recuperando de la viruela, se va a otro país en busca de dinero y, de paso, a acosar a una sobrina? Una pista: es el mismo que tuvo un hijo ilegítimo con su criada. Otra: la obra de ese filosofo es sinónimo de igualdad, revolución del proletariado y leyes inmutables de la Historia que acabarán llevándonos al Paraíso en la Tierra. Respuesta: Karl Marx.
La vida de Marx es exactamente lo contrario de lo que propuso. En primer lugar, para alguien que creía en una dinámica de la Historia marcada por leyes, es una sucesión de casualidades. Unas casualidades derivadas no sólo de una personalidad con propensión a meterse en líos políticos, profesionales, personales y sexuales, sino también de una incapacidad manifiesta para organizar su vida, como queda reflejado en el hecho de que Marx entregó 'El capital' a su editor nada menos que con 16 años de retraso con respecto a la fecha pactada. En segundo término, para un defensor de la igualdad, la vida de Marx es una existencia marcada por la dependencia. Dependencia económica de su mecenas, Friedrich Engels y, sobre todo, de su esposa, la baronesa Jenny von Westphalen.
La relación entre Marx y Von Westphalen es el eje de una de las sensaciones editoriales del otoño en EEUU, 'Amor y Capital. Karl y Jenny Marx y el nacimiento de una revolución', de la periodista Mary Gabriel.
Para muchos de sus seguidores, por ejemplo, es un anatema pensar que Marx fue capaz de hacerle un hijo a su criada, acaso porque tengan problemas para aceptar que Marx tenía una criada. Eso de ser revolucionario y hacerle hijos a la servidumbre debe de ser una ley histórica que se le escapó a Marx.

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