"Marcharon al frente ruso sabiendo que la empresa
no era fácil y viviendo en primera persona las consecuencias de la
guerra, soportaron los helados inviernos rusos y las penalidades que
ello conllevaba. Se alistaron voluntarias y volvieron a España
convertidas en valientes mujeres, maduraron con el dolor ajeno y su amor
al prójimo, y con la satisfacción de haber sido útiles a su Patria
desde miles de kilómetros de distancia. Les hubiera sido más fácil
quedarse en España y haber tenido una vida cómoda y sin preocupaciones.
Pero, como dijo José Antonio, “la vida es milicia”, y ellas siguieron
esta máxima al pie de la letra".
Isabel Uriarte
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