"Estamos unidos, pues, por los lances vividos, por los trabajos realizados, por la sangre derramada - ninguna otra cosa podría unirnos más. Hay entre ellos tipos magníficos; unos son taciturnos, tranquilos; otros tienen tal aire de superioridad y de finura que parecen tocar con guantes la basura de la trinchera; otros, en fin, son gente ruda, salvaje, de modo que sólo resultan imaginables entre hombres - pero en todos hay la misma energía viril. Por ello, también las conversaciones son casi siempre sosegadas, escuetas; para entendernos necesitamos pocas palabras".
Ernst Jünger,
“El Bosquecillo 125”
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