Requerimos el esfuerzo joven para impedir estas vergüenzas. ¡Acudid!
Pero sabiendo lo duro de las jornadas que se avecinan, el temple y la
temperatura alta que es preciso alcanzar. ¡Los débiles y los cobardes,
que no vengan! ¡Que se queden con sus novias, con sus mujeres o con sus
llantos!
La Conquista del Estado
Número 3, 28 de marzo de 1931
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