"En Europa hay personas a cargo
de la economía que sueñan con traer a Europa mano de obra barata. En primer
lugar, para hacer trabajos para los cuales las mano de obra local es escaso, en
segundo lugar, para bajar considerablemente los salarios de otros trabajadores
en Europa. Estos lobbys (grupos de presión), que poseen todos los medios
necesarios para ser escuchados ya sea por los gobiernos o por la Comisión en
Bruselas, están, en general, a favor de la inmigración y la ampliación de
Europa, que facilitaría considerablemente la migración de mano de obra. Tienen
razón desde su punto de vista, una visión de pura lógica económica (…) El
problema, sin embargo, es que no se puede razonar sobre esta cuestión en
términos económicos solamente, dado que la entrada de población extra-Europea
tiene también graves consecuencias sociológicas. Si estos capitalistas ponen
poca atención a este problema, tal vez sea porque les gusta, por lo general,
los beneficios económicos de la inmigración sin que ellos mismos sufran sus
reveses sociales. Con dinero ganado por sus empresas, cuya rentabilidad se
asegura de esta manera, pueden residir en bellos barrios, dejando sus
compatriotas menos afortunados hacer frente por sí solos contra la población
extranjera en las zonas suburbanas pobres".
Philippe Nemo
“Le Temps d’y penser” 2010
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