"La primera noche ellos se acercan y cogen una flor de nuestro jardín, y no decimos nada.
La segunda noche ya no se esconden, pisan las flores, matan nuestro perro y no decimos nada.
Hasta que un día, el más frágil de ellos entra sólo en nuestra casa,
nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo nos arranca la voz de la
garganta. Y porque no dijimos nada, ya no podemos decir nada".
Vladimir Maiakovski
1893-1930
1893-1930
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