Bajo los escombros

"Sentado bajo los escombros de la decadencia, un hombre cuenta cuánto le queda de sangre. Su alma es una difusa memoria de batallas, de barcos y caminos.
En la penumbra de las iglesias, los Cristos y las Vírgenes oscuras ven brotar sangre pagana de los suelos. Los camposantos temen por sus cruces.
El hombre va hilando el tiempo sobre los escombros. Todo es quietud. Se respira la muerte en las esquinas.
La soledad lo envuelve. El calor no lo toca. A veces ve pasar a los hombres que van hacia el Sur.
La atmósfera pesada se congela de pena al encontrarse con sus ojos. Las nubes son velámenes que se llevan el tiempo.
Parece el caudillo de unos hombres convertidos en ceniza.
Los antiguos edificios son escombros oscuros. Las estrellas son escombros luminosos, porque la devastación llega hasta el cielo.
Cubiertos de cenizas negras, sus camaradas ya no pueden caminar.
Había claras señales de que esto iba a ocurrir, pero pocos saben ver lo que está por pasar.
Él lo supo siempre y sentado sobre los escombros habla con sus dioses, que le dieron la fuerza suficiente para luchar hasta el último aliento.
Ahora espera la muerte bajo los símbolos de su bandera. Sólo dejará a los suyos el ejemplo y la memoria".

Juan Pablo Vitali