sábado, 30 de noviembre de 2013
viernes, 8 de noviembre de 2013
Palabra de Honor
Una de las últimas versiones de la novela “Rob Roy” es la película protagonizada por Liam Nelson.
El artista principal que encarna Liam es un jefe de familia escocés que le explica a sus hijos la trascendencia del honor: "Es algo que nadie te puede dar ni nadie te puede quitar… Es el mejor regalo que puedes darte a ti mismo".
Estoy casi completamente seguro que no has escuchado hablar mucho últimamente sobre el honor.
Puede que no seas capaz de encontrar un solo libro sobre ese tema editado en los últimos meses.
Puede que la gente no crea que es importante el honor, en un momento en el que ni siquiera las promesas escritas tienen algún valor. Ya no estrechamos la mano para cumplir nuestra palabra, ya no podemos confiar en otros ni ellos en nosotros, porque muy pocos se han regalado el honor a sí mismos…
Honor tiene que ver con:
- Lealtad
- Paz por encima de las circunstancias
- Vida consecuente con lo que quieres hacer y decir,
- Fidelidad,
- Palabras claras, limpias, sin mentiras
- Integridad
- Ser considerado una persona digna de confianza
- Tener amigos que no cambian con el tiempo
- Una mirada clara y transparente
- Sentido en lo que quieres hacer en tu vida
- Manos limpias y sinceras
Ninguna de estas cosas las puedes comprar o vender. Van contigo, no importa con quién estés ni lo que tengas, no influyen las situaciones ni las circunstancias. No tienen nada que ver ni el daño que tus enemigos quieran hacerte ni las mentiras que otros puedan decir de ti.
Ocurra lo que ocurra en tu vida, si tienes honor, nadie puede quitártelo, y todos te recordarán siempre con cada una de esas cualidades. Más que todo lo que hayas conseguido en tu vida. Mucho más que ninguna cosa que puedas llevarte a la eternidad.
Dios nos regala todo el honor cuando nacemos.El nos tiene por dignos de confianza, El “pone su mano en el fuego” por cada uno de nosotros porque confía en nosotros. Desgraciadamente con el paso del tiempo todos llegamos a vendernos a nosotros mismos por treinta monedas… o menos. Nuestra vida sería completamente diferente si aprendiésemos a confiar en El.
Recuerda que el honor es uno de los mejores regalos que puedes hacerte a ti mismo.
El artista principal que encarna Liam es un jefe de familia escocés que le explica a sus hijos la trascendencia del honor: "Es algo que nadie te puede dar ni nadie te puede quitar… Es el mejor regalo que puedes darte a ti mismo".
Estoy casi completamente seguro que no has escuchado hablar mucho últimamente sobre el honor.
Puede que no seas capaz de encontrar un solo libro sobre ese tema editado en los últimos meses.
Puede que la gente no crea que es importante el honor, en un momento en el que ni siquiera las promesas escritas tienen algún valor. Ya no estrechamos la mano para cumplir nuestra palabra, ya no podemos confiar en otros ni ellos en nosotros, porque muy pocos se han regalado el honor a sí mismos…
Honor tiene que ver con:
- Lealtad
- Paz por encima de las circunstancias
- Vida consecuente con lo que quieres hacer y decir,
- Fidelidad,
- Palabras claras, limpias, sin mentiras
- Integridad
- Ser considerado una persona digna de confianza
- Tener amigos que no cambian con el tiempo
- Una mirada clara y transparente
- Sentido en lo que quieres hacer en tu vida
- Manos limpias y sinceras
Ninguna de estas cosas las puedes comprar o vender. Van contigo, no importa con quién estés ni lo que tengas, no influyen las situaciones ni las circunstancias. No tienen nada que ver ni el daño que tus enemigos quieran hacerte ni las mentiras que otros puedan decir de ti.
Ocurra lo que ocurra en tu vida, si tienes honor, nadie puede quitártelo, y todos te recordarán siempre con cada una de esas cualidades. Más que todo lo que hayas conseguido en tu vida. Mucho más que ninguna cosa que puedas llevarte a la eternidad.
Dios nos regala todo el honor cuando nacemos.El nos tiene por dignos de confianza, El “pone su mano en el fuego” por cada uno de nosotros porque confía en nosotros. Desgraciadamente con el paso del tiempo todos llegamos a vendernos a nosotros mismos por treinta monedas… o menos. Nuestra vida sería completamente diferente si aprendiésemos a confiar en El.
Recuerda que el honor es uno de los mejores regalos que puedes hacerte a ti mismo.
Autor: Jaime Fernández Garrido
©Protestante Digital 2013
D x T x - "Mickey Raus"
7” LTD 300 handnumbered (150 black / 150 pink)
No trade NO wholesales 10 € buy or DIE!
Under La Busta del Pane Records
Il più scorretto 45 giri mai pubblicato in Italia
150 copie nere come la morte, 150 rosa shocking come l’amore
2 pezzi punk/hardcore pesanti come la trippa la domenica mattina,
1 pezzo eighty’s elettronico che vi farà ritornare pampini!
Con la partecipazione speciale dei DRIZZATORTI (pezzo rubato su internet di LA FORTEZZA) & di Peter Griffin GueSStar Malato Terminale
12 pagine di libretto contenenti un romanzo INEDITO ed ESCLUSIVO di Acab Kadmon
(della serie SvartJugend gli fa una pippa, Peroni rotte e Swastike come se non ci fosse un domani)
Poche copie disponibili
Che aspetti?! Le Guardie??!!!!
blackshirtsrecords@gmail.com
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Lex Suprema
"Es necesario establecer cómo ley suprema la única ley decente: la de la camaradería. Hay quién dice que existe una camaradería de izquierdas y una de derechas, una nacionalista y una socialista.Yo no, no le pongo etiquetas a las cosas importantes".
Ernst von Salomon
El arte es un arma revolucionaria
Emory Douglas es el artista revolucionario. Así lo bautizó Eldridge
Cleaver, miembro y difusor del Partido de las Panteras Negras (Black
Panthers), fundado por Huey P. Newton y Bobby Seale en Estados Unidos en
los años 60, tras la muerte de Malcolm X. La premisa de esta entidad
política era la defensa férrea de los derechos civiles de la comunidad
afroestadunidense. El movimiento se conoció en muchas partes del mundo
por su postura de izquierda.
Emory Douglas fue el creador del arte y diseño de las portadas y
contraportadas del Black Panther Newspaper, que, se dice, llegó a editar
hasta 400 mil ejemplares por semana. Fue también ministro de Cultura de
ese partido, de 1967 a principios de los años 80, cuando una andanada
hostil del gobierno acabó con él. La Oficina Federal de Investigaciones
(FBI, por sus siglas en inglés) lo llegó a considerar enemigo público,
entre otras razones, porque algunos miembros portaban armas, bajo el
marco legal de la Constitución de Estados Unidos, dice Emory Douglas,
quien usó los atrayentes métodos de la publicidad de ese tiempo para
mutarlos en armas de información.
El arte es una arma revolucionaria, comenta en entrevista con La
Jornada, realizada en Vértigo Galería, donde sus obras, las portadas del
diario mencionado, son expuestas en una muestra que cerrará el próximo
noviembre.
jueves, 7 de noviembre de 2013
miércoles, 6 de noviembre de 2013
¡Absurdo!
"La verdad
histórica no iba a ser, precisamente, aquello que preservaran de
ejecución sumarísima los dirigentes del bando vencedor, así que el
cadáver de la diosa Aletheia permanece secuestrado en ese otro Gulag conceptual que es el lavado de cerebro propagandístico. Wall Street y Hollywood nada tienen, sin embargo, de "nazis": son, fueron y serán, para siempre, antifascistas. Stalin, Churchill y Roosevelt combatieron en el mismo bando. Si EEUU, Inglaterra y el capitalismo occidental eran "nazis", ¿Por qué hicieron causa común con Stalin contra Hitler? !Absurdo! Véase la China comunista-capitalista actual. Se pongan como se pongan los indignados,
ésta es la realidad. El movimiento ciudadano no va a derrotar a la alta
finanza asumiendo como dogmas incontestables los mitos legitimadores de
la industria cinematográfica norteamericana, incrustados en la mente de
las personas pero, pese a ello, más falsos que Judas. Es menester
superar el antifascismo si aspiramos a desenmascarar la solapada
identidad entre el capitalismo financiero y la extrema derecha judía:
racista, asesina donde las haya. Gabriel Albiac o el staff de la
revista "Partizan Review" al completo nos ilustran cómo se pasa sin
pestañear de posturas marxistas, trotskystas y similares al más
bochornoso sionismo neocon. Sólo persiste un signo a modo de lóbrego
denominar común: el supremacismo étnico-religioso hebreo."
Jaume Farrerons
Encontrado en: El Caballero Negro
Últimos escritos y discursos de Giovanni Gentile
Cuando la noche del 15 de abril me
fue dada la dolorosa noticia de que Giovanni Gentile había sido
asesinado traicioneramente, la primera palabra que dije, tomado por una
profunda angustia, a quien estaba, lejano, al otro lado del teléfono,
fue: ¡No es posible, no es cierto! ¡No debería serlo! Pero el enemigo
había querido cometer una infamia sin nombre, había querido ensuciarse
con uno de los más oscuros delitos que la historia recuerda. El enemigo
no había vacilado al dar la orden de asesinar también a este italiano,
consciente de la permanente grandeza de la nación y convencido, desde el
primer día de la traición, de la necesidad de trabajar, con todas sus
fuerzas físicas y espirituales, para que el pueblo italiano se volviese
a poner en pie, y marchase de nuevo hacia su destino. Así, las manos
sacrílegas, que han golpeado hasta la muerte a Giovanni Gentile, han
privado a la Nación de uno de sus ciudadanos más fieles, a la cultura
italiana y europea de uno de sus más elevados representantes, a la
escuela de su más grande Maestro, al mundo de un filósofo, entre los más
profundos.
Cario Alberto Biggini (Filósofo, Ministro de Educación de la R.S.I.)
Cooptación Periodista
¿Por qué razón el discurso mediático parece converger espontáneamente
hacia la legitimación del orden establecido y aportar así una
contribución indispensable a la perennidad del sistema social? No hay en
esto ningún complot. En efecto, el aspecto concertado parece
minoritario. El reclutamiento social de los periodistas y su capacidad
para incorporar profundamente la ideología de las clases dirigentes,
crea entre ellos una comunidad de inspiración que hace innecesaria la
conspiración. A menudo, les basta trabajar como sienten para trabajar
como deben. Es decir, como no debieran.(…)
Los financistas y los
mercaderes que se apoderaron de la parte esencial de los medios, salvo
contadas excepciones, generalmente no necesitan indicar a los
periodistas lo que tienen que decir o mostrar. No necesitan violentarles
la conciencia ni transformarlos en propagandistas. El sentido de la
dignidad periodística no lo aceptaría. Para que la información de prensa
esté garantizada lo mejor posible en el mejor de los mundos
capitalistas, es preferible dejar que el personal periodístico haga
libremente su trabajo (salvo circunstancias y casos particulares), o más
exactamente, darle la sensación de que su trabajo no obedece a otras
exigencias, a otras limitaciones que las que imponen las reglas
específicas del juego periodístico, aceptadas por todos. Hay que
remitirse a la “conciencia profesional”.
Para ello es necesario y
suficiente confiar las riendas del poder periodístico en las
redacciones a hombres y mujeres calificados, generalmente “grandes
profesionales”, lo que particularmente significa que han dado siempre
garantías de su adhesión a una visión del mundo, cuyas creencias
fundamentales comparten -explícita o implícitamente- con sus
empleadores. Luego de ocupar con profesionales ideológicamente
confiables los puestos de mando superiores, no hay más que dejar
funcionar el mecanismo de cooptación -abierta o encubierta- que
garantiza un reclutamiento que evita en la mayoría de los casos, cuando
no en todos, la entrada de zorros en el gallinero y de herejes en la
misa. Ese mecanismo comienza a funcionar desde el ingreso en las
escuelas de periodismo y continúa permanentemente en las redacciones.
Así es como los medios están sólidamente controlados por una red a la
que le basta con trabajar “como siente” para trabajar “como debe”, es
decir, para defender las normas y los valores del modelo dominante,
consensuado entre una derecha falta de ideas y una izquierda falta de
ideales.
Alain Accardo (Leer artículo completo)
El triunfo del Gran Hermano
Hemos caído en la trampa.
Es triste aceptarlo y sobretodo resulta profundamente descorazonador.
Pero es la cruda verdad.
La dictadura global avanza con paso firme y seguro.
El infierno del Control Masivo ya es un hecho imparable.
Es triste aceptarlo y sobretodo resulta profundamente descorazonador.
Pero es la cruda verdad.
La dictadura global avanza con paso firme y seguro.
El infierno del Control Masivo ya es un hecho imparable.
A mucha gente quizás le parezca absurdo que ahora, precisamente
ahora, cuando se desenmascaran los casos de espionaje masivo de la NSA y
de Wikileaks, alguien se exprese de forma tan derrotista.
Mucha gente quizás piense que jamás se habían desvelado tantas verdades juntas y que la sombra del Gran Hermano se aleja definitivamente, diluida por la cegadora potencia de los focos mediáticos.
Pero son precisamente esos focos mediáticos los que revelan la cruda realidad, los que nos muestran cuan terrible es la situación que estamos viviendo.
Mucha gente quizás piense que jamás se habían desvelado tantas verdades juntas y que la sombra del Gran Hermano se aleja definitivamente, diluida por la cegadora potencia de los focos mediáticos.
Pero son precisamente esos focos mediáticos los que revelan la cruda realidad, los que nos muestran cuan terrible es la situación que estamos viviendo.
Porque realmente importa muy poco, por no decir, absolutamente nada, lo que está sucediendo sobre el escenario.
Poco importa que los gobiernos Europeos y Latinoamericanos se muestren indignados ante la vigilancia masiva de la NSA.
Poco importa que algunos de ellos colaboraran o no en la vigilancia Norteamericana, como es el caso de Francia y España, enfrascados como están sus máximos dirigentes Hollande y Rajoy en una frenética carrera por dirimir cuál de los dos alcanza las más altas cotas de ridículo en la política Europea.
Poco importan las medidas que tomen Angela Merkel, Dilma Rousseff, o los altamente democráticos gobiernos de China y Rusia en su lucha por rematar al malvado Imperio Americano, convertido ya en villano de su propia película.
Ni tan solo importan las nuevas revelaciones que puedan surgir a partir de ahora, porque en realidad, nada va a cambiar lo que puedan aportar Edward Snowden, Julian Assange, la NSA, ni mil y un documentos filtrados o sacados a la luz quien sabe desde qué oscuros ficheros.
Poco importa que los gobiernos Europeos y Latinoamericanos se muestren indignados ante la vigilancia masiva de la NSA.
Poco importa que algunos de ellos colaboraran o no en la vigilancia Norteamericana, como es el caso de Francia y España, enfrascados como están sus máximos dirigentes Hollande y Rajoy en una frenética carrera por dirimir cuál de los dos alcanza las más altas cotas de ridículo en la política Europea.
Poco importan las medidas que tomen Angela Merkel, Dilma Rousseff, o los altamente democráticos gobiernos de China y Rusia en su lucha por rematar al malvado Imperio Americano, convertido ya en villano de su propia película.
Ni tan solo importan las nuevas revelaciones que puedan surgir a partir de ahora, porque en realidad, nada va a cambiar lo que puedan aportar Edward Snowden, Julian Assange, la NSA, ni mil y un documentos filtrados o sacados a la luz quien sabe desde qué oscuros ficheros.
No nos dejemos embaucar por la estimulante inmediatez de las noticias ni
por el torbellino de detalles superficiales formados por luces de
colores y titulares rutilantes y explosivos.
Y mucho menos por las presuntas soluciones que surgirán milagrosamente, aparentemente destinadas a preservar nuestra privacidad y nuestra seguridad en ese pomposamente bautizado como espacio de libertad que es Internet.
Y mucho menos por las presuntas soluciones que surgirán milagrosamente, aparentemente destinadas a preservar nuestra privacidad y nuestra seguridad en ese pomposamente bautizado como espacio de libertad que es Internet.
Porque la verdad es que el Gran Hermano ya ha triunfado.
Ya está aquí.
Y ha llegado para quedarse para siempre, para formar parte integral de la Especie Humana hasta el fin de los tiempos.
Ya está aquí.
Y ha llegado para quedarse para siempre, para formar parte integral de la Especie Humana hasta el fin de los tiempos.
Esa es la espantosa y terrorífica realidad.
¿Porqué?
Porqué ya vivimos sometidos al más estricto control las 24 horas del día, rodeados de las omnipresentes cámaras de vigilancia en calles, oficinas, edificios y carreteras.
Y porque somos totalmente incapaces de prescindir de los móviles y de las tablets y sobretodo de Internet y del imparable almacenamiento de nuestros datos en la Nube, esa suerte de creciente cerebro común que nos arroja a un nuevo y tenebroso estado como especie.
Porqué ya vivimos sometidos al más estricto control las 24 horas del día, rodeados de las omnipresentes cámaras de vigilancia en calles, oficinas, edificios y carreteras.
Y porque somos totalmente incapaces de prescindir de los móviles y de las tablets y sobretodo de Internet y del imparable almacenamiento de nuestros datos en la Nube, esa suerte de creciente cerebro común que nos arroja a un nuevo y tenebroso estado como especie.
Y ante todo, porque a nadie le importa ni le preocupa en lo más mínimo que le estén vigilando y controlando.
Porque al fin y al cabo, ¿Cuales han sido las 2 frases más pronunciadas por la ciudadanía tras desvelarse el escándalo de vigilancia masiva de la NSA?
“Todos lo sabíamos” y “Yo no tengo nada que esconder”
Porque al fin y al cabo, ¿Cuales han sido las 2 frases más pronunciadas por la ciudadanía tras desvelarse el escándalo de vigilancia masiva de la NSA?
“Todos lo sabíamos” y “Yo no tengo nada que esconder”
Frases repetidas hasta la saciedad por la gente de la calle, como un
mantra hipnótico, que revelan el profundo estado de condicionamiento
mental y de vergonzante sumisión al que estamos todos sometidos.
Porque en realidad, estas frases ocultan un mensaje mucho más duro de aceptar:
“Todos lo sabíamos” en realidad significa: “no hicimos nada por impedirlo”
“No tengo nada que esconder” en realidad significa: “no me importa en absoluto que me vigilen…no me importa mi privacidad ni me importa mi dignidad como ser humano…solo quiero que me dejen seguir jugando con mis chismes”
“Todos lo sabíamos” en realidad significa: “no hicimos nada por impedirlo”
“No tengo nada que esconder” en realidad significa: “no me importa en absoluto que me vigilen…no me importa mi privacidad ni me importa mi dignidad como ser humano…solo quiero que me dejen seguir jugando con mis chismes”
Y este es el punto clave que determina el triunfo final del Gran Hermano.
La sumisión psicológica, la mente conquistada, el apático conformismo de los individuos ante la destrucción de sus libertades y de su dignidad.
Así ha triunfado el mal siempre y así triunfará de nuevo.
Aunque esta vez será para siempre.
La sumisión psicológica, la mente conquistada, el apático conformismo de los individuos ante la destrucción de sus libertades y de su dignidad.
Así ha triunfado el mal siempre y así triunfará de nuevo.
Aunque esta vez será para siempre.
CÓMO NOS HAN MANIPULADO
Pero llegados aquí, quizás deberíamos preguntarnos ¿cómo hemos llegado a este punto sin retorno?
Ciertamente, el triunfo del Gran Hermano se fundamenta en 7 maniobras de manipulación psicológica, 7 mecanismos clave instalados en nuestra mente sin los cuales no habríamos aceptado tal situación:
Pero llegados aquí, quizás deberíamos preguntarnos ¿cómo hemos llegado a este punto sin retorno?
Ciertamente, el triunfo del Gran Hermano se fundamenta en 7 maniobras de manipulación psicológica, 7 mecanismos clave instalados en nuestra mente sin los cuales no habríamos aceptado tal situación:
1-Inoculación
Este es el primer paso, el punto inicial de toda programación mental de la población.
Básicamente consiste en inocular una idea en el imaginario común, con el objetivo de normalizarla, es decir, hacerla plausible, comprensible y asumible para todos, hasta convertirla en una posibilidad vital.
El objetivo principal consiste en eliminar el impacto emocional que implicaría imponer súbitamente y por la fuerza el concepto que se quiere inocular.
En este ejemplo concreto, el concepto a inocular es el del Control Masivo de la Población.
El vehículo habitual y más efectivo utilizado para introducir conceptos destinados a moldear el imaginario social es la ficción cinematográfica y televisiva de masas.
Este es el primer paso, el punto inicial de toda programación mental de la población.
Básicamente consiste en inocular una idea en el imaginario común, con el objetivo de normalizarla, es decir, hacerla plausible, comprensible y asumible para todos, hasta convertirla en una posibilidad vital.
El objetivo principal consiste en eliminar el impacto emocional que implicaría imponer súbitamente y por la fuerza el concepto que se quiere inocular.
En este ejemplo concreto, el concepto a inocular es el del Control Masivo de la Población.
El vehículo habitual y más efectivo utilizado para introducir conceptos destinados a moldear el imaginario social es la ficción cinematográfica y televisiva de masas.
Así, durante años hemos sido inoculados progresivamente con el concepto del Control Masivo a través de exitosas películas, como por ejemplo: El Show de Truman o Enemigo Público, hasta culminar en series de TV como Person of Interest,
donde la visión de ese Control ya es casi real, sin olvidar el show
televisivo más destructivo y malintencionado jamás creado: Gran Hermano.
Todas estas ficciones, especialmente Enemigo Público y Person of Interest, dada su plausibilidad y actualidad, han condicionado nuestra mente para que pronunciemos sin pestañear la frase: “Todos lo sabíamos”.
¿Qué habría sucedido si nuestra mente jamás hubiera ni tan solo concebido la posibilidad del control masivo que nos ofrecen estas obras de ficción?
¿Cómo habría reaccionado entonces la población al despertarse un buen día y descubrir que todas nuestras llamadas y mensajes son monitoreados, analizados y almacenados?
El impacto podría haber sido brutal.
La confianza hacia nuestros gobernantes y hacia el sistema entero se habría venido abajo, como si un repentino día descubrieras que tus padres te secuestraron cuando eras un bebé o que tu marido es un asesino en serie.
Pero ese impacto no se ha producido, porqué el concepto ya había sido hábilmente inoculado en nuestros cerebros.
Por esta razón no ha sucedido ni sucederá nada.
¿Qué habría sucedido si nuestra mente jamás hubiera ni tan solo concebido la posibilidad del control masivo que nos ofrecen estas obras de ficción?
¿Cómo habría reaccionado entonces la población al despertarse un buen día y descubrir que todas nuestras llamadas y mensajes son monitoreados, analizados y almacenados?
El impacto podría haber sido brutal.
La confianza hacia nuestros gobernantes y hacia el sistema entero se habría venido abajo, como si un repentino día descubrieras que tus padres te secuestraron cuando eras un bebé o que tu marido es un asesino en serie.
Pero ese impacto no se ha producido, porqué el concepto ya había sido hábilmente inoculado en nuestros cerebros.
Por esta razón no ha sucedido ni sucederá nada.
2-Generalización
Otro de los puntos clave consiste en conseguir que el concepto afecte a todas las personas sin distinción.
Pongamos el ejemplo del Control Masivo.
¿Qué sucedería si un día despertaras y descubrieras que solo te vigilan a ti?
¿Qué solo controlan tus llamadas, que solo monitorean tus datos y comunicaciones y que las cámaras solo te graban a ti, exclusivamente?
Simplemente, no podrías soportarlo y tu reacción podría ser imprevisible.
Sin embargo, si sabes que todos somos controlados y vigilados por igual, la idea del Control se te hace mucho más reconfortante y aceptable.
No te sientes como el único, como el aislado, como el perseguido.
Y eso reduce en gran medida tu sentimiento de rebeldía.
Es un sentimiento análogo al que tendrías si te dijeran que has contraído un virus mortal y que solo lo has contraído tú.
Te sentirías señalado y maltratado por el universo, por el destino o por Dios.
Sin embargo, si sabes que ese virus proviene de un brote epidémico que ha afectado a la mayoría de la población mundial y que vamos a morir todos, te sientes integrado en un destino común y en cierta manera, eso te tranquiliza.
Desgraciada y paradójicamente, este es uno de los resortes psicológicos que impiden que nos rebelemos ante el establecimiento del Gran Hermano.
Otro de los puntos clave consiste en conseguir que el concepto afecte a todas las personas sin distinción.
Pongamos el ejemplo del Control Masivo.
¿Qué sucedería si un día despertaras y descubrieras que solo te vigilan a ti?
¿Qué solo controlan tus llamadas, que solo monitorean tus datos y comunicaciones y que las cámaras solo te graban a ti, exclusivamente?
Simplemente, no podrías soportarlo y tu reacción podría ser imprevisible.
Sin embargo, si sabes que todos somos controlados y vigilados por igual, la idea del Control se te hace mucho más reconfortante y aceptable.
No te sientes como el único, como el aislado, como el perseguido.
Y eso reduce en gran medida tu sentimiento de rebeldía.
Es un sentimiento análogo al que tendrías si te dijeran que has contraído un virus mortal y que solo lo has contraído tú.
Te sentirías señalado y maltratado por el universo, por el destino o por Dios.
Sin embargo, si sabes que ese virus proviene de un brote epidémico que ha afectado a la mayoría de la población mundial y que vamos a morir todos, te sientes integrado en un destino común y en cierta manera, eso te tranquiliza.
Desgraciada y paradójicamente, este es uno de los resortes psicológicos que impiden que nos rebelemos ante el establecimiento del Gran Hermano.
3-Seguridad
Evidentemente, el argumento base, la excusa, el vil subterfugio en el que se fundamenta el establecimiento del Gran Hermano, es en la supuesta seguridad de la población.
En esa división ficticia entre Buenos y Malos, entre ciudadanos pacíficos y terroristas criminales.
Este es el punto que nos lleva a pronunciar la patética frase: “yo no tengo nada que esconder”.
Una frase terrible, pues alberga en su interior muchas implicaciones.
La primera consiste en considerarse el bueno de la película sin tan solo preguntarse por las motivaciones que puedan tener los supuestos malos ni quienes son en realidad.
La segunda y aún mas terrible es la aceptación sumisa de que la autoridad tenga derecho a vigilar si escondes algo o no.
Tal cesión del poder individual, reflejo directo del mundo que hemos construido, resulta sin lugar a dudas, el hecho más lamentable y despreciable de todos, pues representa un insulto directo a nuestra propia naturaleza humana más esencial.
Pero comprender esa esencia implicaría una conciencia profunda como individuos y eso es algo difícil de conseguir y transmitir, pues ha sido debidamente borrada de nuestra mente por la sociedad, a través de esas factorías de programación mental que son las escuelas.
Evidentemente, el argumento base, la excusa, el vil subterfugio en el que se fundamenta el establecimiento del Gran Hermano, es en la supuesta seguridad de la población.
En esa división ficticia entre Buenos y Malos, entre ciudadanos pacíficos y terroristas criminales.
Este es el punto que nos lleva a pronunciar la patética frase: “yo no tengo nada que esconder”.
Una frase terrible, pues alberga en su interior muchas implicaciones.
La primera consiste en considerarse el bueno de la película sin tan solo preguntarse por las motivaciones que puedan tener los supuestos malos ni quienes son en realidad.
La segunda y aún mas terrible es la aceptación sumisa de que la autoridad tenga derecho a vigilar si escondes algo o no.
Tal cesión del poder individual, reflejo directo del mundo que hemos construido, resulta sin lugar a dudas, el hecho más lamentable y despreciable de todos, pues representa un insulto directo a nuestra propia naturaleza humana más esencial.
Pero comprender esa esencia implicaría una conciencia profunda como individuos y eso es algo difícil de conseguir y transmitir, pues ha sido debidamente borrada de nuestra mente por la sociedad, a través de esas factorías de programación mental que son las escuelas.
4-Dependencia
A estas alturas, ya no sabemos prescindir de los propios mecanismos tecnológicos que sirven para controlarnos.
Somos dependientes de ellos, o más bien dicho, nos sentimos dependientes.
La mayoría de gente no sabría vivir sin su teléfono Móvil, su Smartphone, su Tablet, su Computadora, su Whatsapp, su Twitter o su Facebook.
A pesar de que muchos de ellos hayan vivido feliz y confortablemente durante muchos años sin ninguno de estos elementos.
A estas alturas, ya no sabemos prescindir de los propios mecanismos tecnológicos que sirven para controlarnos.
Somos dependientes de ellos, o más bien dicho, nos sentimos dependientes.
La mayoría de gente no sabría vivir sin su teléfono Móvil, su Smartphone, su Tablet, su Computadora, su Whatsapp, su Twitter o su Facebook.
A pesar de que muchos de ellos hayan vivido feliz y confortablemente durante muchos años sin ninguno de estos elementos.
Ahora parece que hayan estado ahí siempre y que sin ellos la supervivencia sea imposible.
Y lo cierto es que nadie querrá aceptarlo, pero hay una palabra para definir eso: se llama Adicción.
Pura adicción psicológica.
Somos adictos a las redes sociales y a nuestros móviles y chismes como lo es un heroinómano o un jugador.
Y lo cierto es que nadie querrá aceptarlo, pero hay una palabra para definir eso: se llama Adicción.
Pura adicción psicológica.
Somos adictos a las redes sociales y a nuestros móviles y chismes como lo es un heroinómano o un jugador.
Y como los adictos nos hemos buscado mil y una excusas para justificar nuestra adicción.
Nos hemos convencido a nosotros mismos de que los necesitamos.
Pero eso no es cierto.
Los necesitamos porque los demás también son adictos como nosotros y no queremos quedarnos solos y aislados.
Se trata de un curioso caso de adicción psicológica social, de carácter masivo, en la que todos ejercemos de camello y de yonki a la vez, una estructura altamente eficiente que impide que nadie abandone jamás su adicción.
Nos hemos convencido a nosotros mismos de que los necesitamos.
Pero eso no es cierto.
Los necesitamos porque los demás también son adictos como nosotros y no queremos quedarnos solos y aislados.
Se trata de un curioso caso de adicción psicológica social, de carácter masivo, en la que todos ejercemos de camello y de yonki a la vez, una estructura altamente eficiente que impide que nadie abandone jamás su adicción.
5-Participación
Este es quizás uno de los puntos clave más sutiles y tenebrosos.
Pues lo cierto es que no solo somos víctimas del Control Masivo.
También somos partícipes de él y cada vez lo seremos más y más.
En los últimos años, todos y cada uno de nosotros hemos abandonado el rol de mero espectador del espectáculo audiovisual, para pasar al otro lado de la cámara.
Y este es un salto psicológico esencial.
Crucial.
Desde el mismo momento en que somos nosotros los que podemos grabar a los demás, desde el mismo momento en que podemos capturar el mundo y verlo en una pequeña pantalla en tiempo real, nuestra mente supera la línea divisoria y nos introduce inconscientemente en el rol del controlador, del vigilante.
Nos hace partícipes del proceso de Control Masivo y eso reduce enormemente nuestra angustia y de nuevo, nuestra rebeldía.
Nos hemos acostumbrado a ver mil y una imágenes furtivas grabadas con móviles. Imágenes de agresiones policiales, delitos, peleas, accidentes de tráfico y desgracias de todo tipo, vistas en cámara subjetiva.
Nos hemos acostumbrado a grabar sin pedir permiso y a ser grabados sin concederlo.
Este es quizás uno de los puntos clave más sutiles y tenebrosos.
Pues lo cierto es que no solo somos víctimas del Control Masivo.
También somos partícipes de él y cada vez lo seremos más y más.
En los últimos años, todos y cada uno de nosotros hemos abandonado el rol de mero espectador del espectáculo audiovisual, para pasar al otro lado de la cámara.
Y este es un salto psicológico esencial.
Crucial.
Desde el mismo momento en que somos nosotros los que podemos grabar a los demás, desde el mismo momento en que podemos capturar el mundo y verlo en una pequeña pantalla en tiempo real, nuestra mente supera la línea divisoria y nos introduce inconscientemente en el rol del controlador, del vigilante.
Nos hace partícipes del proceso de Control Masivo y eso reduce enormemente nuestra angustia y de nuevo, nuestra rebeldía.
Nos hemos acostumbrado a ver mil y una imágenes furtivas grabadas con móviles. Imágenes de agresiones policiales, delitos, peleas, accidentes de tráfico y desgracias de todo tipo, vistas en cámara subjetiva.
Nos hemos acostumbrado a grabar sin pedir permiso y a ser grabados sin concederlo.
Porque nosotros también somos el Gran Hermano.
Y eso sí es terrible.
Pues en un futuro cercano, todos nos grabaremos los unos a los otros, todos ejerceremos de vigilantes, de controladores y de denunciantes.
Ahora quizás parezca una fantasía alocada, pero si todo sigue así, llegará un día no muy lejano en que cada cara que nos crucemos por la calle será una cámara de vigilancia y cada mirada una grabación…y llegados a ese punto ¿qué seremos nosotros?
Y eso sí es terrible.
Pues en un futuro cercano, todos nos grabaremos los unos a los otros, todos ejerceremos de vigilantes, de controladores y de denunciantes.
Ahora quizás parezca una fantasía alocada, pero si todo sigue así, llegará un día no muy lejano en que cada cara que nos crucemos por la calle será una cámara de vigilancia y cada mirada una grabación…y llegados a ese punto ¿qué seremos nosotros?
Solo seremos actores, fingiendo constantemente para ser aceptados por los demás y por la sociedad.
El triunfo absoluto de la dictadura más atroz y aterradora jamás imaginada, la destrucción de la esencia individual del ser humano y de la libertad personal hasta sus raíces más profundas.
6-Modus Vivendi
Este significa, sin duda, el punto culminante del proceso, la garantía de perpetuación del Gran Hermano: convertir el Control Masivo en un modo de vida.
Y es que ciertamente, ya hemos llegado a esta situación.
Ahí están las nuevas generaciones, crecidas al amparo de los Smartphones y las redes sociales.
Generaciones de jóvenes acostumbrados a exhibirse como monos de zoológico ante los turistas, adictos a la exposición pública de sus rutinas diarias, como un modo de vida y de relación con los demás.
Criados desde pequeñitos en la navegación por las redes sociales, en las que ver constantemente mil y una caras iguales a las suyas, con ropas, peinados, poses y posturas imitadas como las suyas, en un patético e infinito bucle de imitación-exhibición-imitación con el que diluir cualquier atisbo de individualidad en ese ácido tóxico que es la masa despersonalizada.
Este significa, sin duda, el punto culminante del proceso, la garantía de perpetuación del Gran Hermano: convertir el Control Masivo en un modo de vida.
Y es que ciertamente, ya hemos llegado a esta situación.
Ahí están las nuevas generaciones, crecidas al amparo de los Smartphones y las redes sociales.
Generaciones de jóvenes acostumbrados a exhibirse como monos de zoológico ante los turistas, adictos a la exposición pública de sus rutinas diarias, como un modo de vida y de relación con los demás.
Criados desde pequeñitos en la navegación por las redes sociales, en las que ver constantemente mil y una caras iguales a las suyas, con ropas, peinados, poses y posturas imitadas como las suyas, en un patético e infinito bucle de imitación-exhibición-imitación con el que diluir cualquier atisbo de individualidad en ese ácido tóxico que es la masa despersonalizada.
Esa es la triste realidad: la aparición de una nueva subespecie humana, formada por semi-individuos con espíritu de colmena, incapaces de vivir si no es bajo la (para ellos) cálida mirada de la omnipresente cámara ante la cual rendir credenciales de forma sumisa y voluntaria.
Porque con las nuevas generaciones, al Gran Hermano ya no le hace falta camuflar sus actividades.
Se exhiben gratuita y voluntariamente, dando todos los detalles sobre sus pensamientos, conductas, actividades e intenciones.
No solo son vigilados y controlados.
Quieren ser vigilados y controlados. Lo necesitan.
Una maravillosa generación de esclavos que por encima de todo desean ser esclavizados. Cuyo único sueño es ser esclavizados. Incapaces de concebir cualquier cosa que no sea su propia esclavitud.
7-Ilusión de victoria
Por último, el Gran Hermano nos ofrece un hábil y malintencionado resorte al que podemos asirnos en momentos de desesperación o súbita clarividencia.
Se trata de un brillo de esperanza prefabricado: la visión del Hacker romántico, del liberador, del Robin Hood de las redes, capaz de derrotar al dragón.
El héroe invencible que desde el anonimato de un aislado sótano puede acabar cuando quiera con tanta opresión masiva, reventando el sistema entero desde su interior.
Una fantasía inoculada junto al concepto del Control Masivo, por la misma vía de la ficción cinematográfica, que actúa como un anticuerpo ficticio en el que, en última instancia, podríamos confiar para liberarnos del Gran Hermano, de la bestia que nos aprisiona.
Pero solo es una patraña.
Un simple y burdo engaño.
Una ilusión en la que no debemos confiar, a pesar de los esfuerzos mediáticos por mostrarnos a algunos de estos héroes solitarios y presentarlos como una alternativa real, con nombres y caras reales y reconocibles, como Julian Assange, Kim Dotcom, Edward Snowden o el sospechoso colectivo Anonymous.
Por último, el Gran Hermano nos ofrece un hábil y malintencionado resorte al que podemos asirnos en momentos de desesperación o súbita clarividencia.
Se trata de un brillo de esperanza prefabricado: la visión del Hacker romántico, del liberador, del Robin Hood de las redes, capaz de derrotar al dragón.
El héroe invencible que desde el anonimato de un aislado sótano puede acabar cuando quiera con tanta opresión masiva, reventando el sistema entero desde su interior.
Una fantasía inoculada junto al concepto del Control Masivo, por la misma vía de la ficción cinematográfica, que actúa como un anticuerpo ficticio en el que, en última instancia, podríamos confiar para liberarnos del Gran Hermano, de la bestia que nos aprisiona.
Pero solo es una patraña.
Un simple y burdo engaño.
Una ilusión en la que no debemos confiar, a pesar de los esfuerzos mediáticos por mostrarnos a algunos de estos héroes solitarios y presentarlos como una alternativa real, con nombres y caras reales y reconocibles, como Julian Assange, Kim Dotcom, Edward Snowden o el sospechoso colectivo Anonymous.
Pero realmente, el Gran Hermano los necesita.
Porque sin ellos no habría alternativa, no existiría oposición alguna ni lugar a la esperanza y entonces solo quedaría una opción para oponerse al Gran Hermano: cortar los cables, reventar los móviles, derribar los satélites, destruir las redes, demoler el sistema entero…¡y eso sí sería peligroso!
Es mucho mejor una alternativa fiable, una cara amable y heroica que forme parte de los propios mecanismos del sistema.
No hay mejor enemigo que el que creas y controlas tú mismo.
Lo saben todos los gobernantes de la historia.
Porque sin ellos no habría alternativa, no existiría oposición alguna ni lugar a la esperanza y entonces solo quedaría una opción para oponerse al Gran Hermano: cortar los cables, reventar los móviles, derribar los satélites, destruir las redes, demoler el sistema entero…¡y eso sí sería peligroso!
Es mucho mejor una alternativa fiable, una cara amable y heroica que forme parte de los propios mecanismos del sistema.
No hay mejor enemigo que el que creas y controlas tú mismo.
Lo saben todos los gobernantes de la historia.
Así pues, ¿Alguien duda aún de que el Gran Hermano ya ha triunfado?
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
¿Se trata de un proceso casual o ha sido fruto de una hábil y compleja maniobra de ingeniería social, dirigida durante generaciones?
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
¿Se trata de un proceso casual o ha sido fruto de una hábil y compleja maniobra de ingeniería social, dirigida durante generaciones?
Ciertamente, poco importa ya.
El sistema de Control Masivo ya está instaurado.
Y basa sus futuros triunfos en la falta de perspectiva de los ciudadanos.
En la falta de visión de esos ciudadanos que ahora piensan que no importa que les vigilen, incapaces de comprender las profundas implicaciones que este sistema de control tendrá sobre sus vidas y sobre las de sus descendientes.
Ciudadanos que no comprenden que al otro lado no se encuentra un señor con auriculares que escucha sus conversaciones y toma notas en un trozo de papel, sino una fría y desalmada máquina que los clasifica, los analiza y los monitorea como si fueran piezas de una factoría o pollos de una granja.
Una máquina sin sentimientos ni empatía que ni tan solo sabe lo que es un ser humano, que nos clasifica a todos según nuestros perfiles, costumbres, aficiones, amistades e inclinaciones ideológicas e incluso sexuales.
El sistema de Control Masivo ya está instaurado.
Y basa sus futuros triunfos en la falta de perspectiva de los ciudadanos.
En la falta de visión de esos ciudadanos que ahora piensan que no importa que les vigilen, incapaces de comprender las profundas implicaciones que este sistema de control tendrá sobre sus vidas y sobre las de sus descendientes.
Ciudadanos que no comprenden que al otro lado no se encuentra un señor con auriculares que escucha sus conversaciones y toma notas en un trozo de papel, sino una fría y desalmada máquina que los clasifica, los analiza y los monitorea como si fueran piezas de una factoría o pollos de una granja.
Una máquina sin sentimientos ni empatía que ni tan solo sabe lo que es un ser humano, que nos clasifica a todos según nuestros perfiles, costumbres, aficiones, amistades e inclinaciones ideológicas e incluso sexuales.
Y con cuya información, determinadas entidades pueden saber, en cada
momento, qué resortes deben accionar y cómo deben hacerlo para
manipularnos y conducirnos como a un rebaño camino del matadero.
Con un poder de control que ni el más enloquecido de los dictadores y criminales de la historia habría podido ni tan solo soñar.
Porque poco importa que ahora nos portemos bien y no tengamos nada que esconder.
Los criterios de la máquina pueden ser programados a conveniencia y podemos convertirnos en peligrosos cuando ella decida, no cuando lo decidamos nosotros.
Con un poder de control que ni el más enloquecido de los dictadores y criminales de la historia habría podido ni tan solo soñar.
Porque poco importa que ahora nos portemos bien y no tengamos nada que esconder.
Los criterios de la máquina pueden ser programados a conveniencia y podemos convertirnos en peligrosos cuando ella decida, no cuando lo decidamos nosotros.
Y por más que nos auto-engañemos, por más que decidamos calificar de
paranoicos a los que nos adviertan del terrible futuro que se cierne
sobre nosotros, por más excusas y subterfugios que busquemos, lo cierto
es que, ahora mismo, la única solución, la única salida para impedir que
el Gran Hermano siga adelante, pasa por la renuncia radical y
generalizada a estas tecnologías y por la demolición del sistema hasta
sus cimientos.
Algo triste, casi inconcebible para todos nosotros, pues amamos estas tecnologías, nos hacen la vida fácil y sobretodo, somos adictos a ellas.
Algo triste, casi inconcebible para todos nosotros, pues amamos estas tecnologías, nos hacen la vida fácil y sobretodo, somos adictos a ellas.
Pero desgraciadamente nadie toma conciencia de la enorme magnitud de lo que está sucediendo.
Porque no se trata de una cuestión ideológica, política o social.
No es una mera cuestión de organización o de libertades civiles.
Porque no se trata de una cuestión ideológica, política o social.
No es una mera cuestión de organización o de libertades civiles.
Estamos ante un salto como especie, un momento crucial a nivel
evolutivo, pues implica la desaparición de la esencia misma del ser
humano tal y como lo hemos conocido hasta ahora y el surgimiento de un
nuevo tipo de humanidad.
Por qué la gran pregunta que se plantea es de una profundidad sin precedentes:
¿EN QUÉ TIPO DE SERES QUEREMOS CONVERTIRNOS?
¿EN QUÉ TIPO DE SERES QUEREMOS CONVERTIRNOS?
Tú decides.
Gazzeta del Apocalipsis
domingo, 3 de noviembre de 2013
viernes, 1 de noviembre de 2013
Pues no habra amor mas grande...
Hay otro amor de ideas que al lado de las cunas
nos canta nuestras madres y brota en la niñez
el sacro amor de Patria, que historia y tradiciones
transforman con los años en culto y deber
Bañada por dos mares, mi Patria es esta tierra
de genios que han formado mi espíritu Español
mi Patria es la que ostenta más lauros en la frente
que ostenta con orgullo ningun otro pais
Esta es mi Patria
¡ Cervantes y Murillo!...
Mi Patria es la que engendra
los muertos inmortales que nunca han de morir
mi Patria es e lsuelo creador de nuestra Raza
que en libre independencia su sangre siente arder
Mi Patria es Covadonga, Las Navas y el Salado
mi Patria esta en Sagunto en Cádiz y en Bailén
¡ Oh pueblo de montañas y alcázares de guerra !
¡ Manten invulnerable tu antigua libertad !
nos canta nuestras madres y brota en la niñez
el sacro amor de Patria, que historia y tradiciones
transforman con los años en culto y deber
Bañada por dos mares, mi Patria es esta tierra
de genios que han formado mi espíritu Español
mi Patria es la que ostenta más lauros en la frente
que ostenta con orgullo ningun otro pais
Esta es mi Patria
¡ Cervantes y Murillo!...
Mi Patria es la que engendra
los muertos inmortales que nunca han de morir
mi Patria es e lsuelo creador de nuestra Raza
que en libre independencia su sangre siente arder
Mi Patria es Covadonga, Las Navas y el Salado
mi Patria esta en Sagunto en Cádiz y en Bailén
¡ Oh pueblo de montañas y alcázares de guerra !
¡ Manten invulnerable tu antigua libertad !
Eduardo Bento
Localivoro Militante
¡Qué simple y sencilla eres tortilla,
de exquisita patata!
¡Tortilla de huevo y patata!
Batida de huevo, fritura de patata
Mezcla batida en unida fritura
Baile de tango de huevo y patata.
Danza culinaria de redondas patatas,
bailando en la sarten, tortilla,
la danza de la tortilla de patata.
Muerte a crédito
Antes de que Ezra Pound condenara en sus poemas la usura de los bancos, los excesos del préstamo con interés ya habían sido condenados en Roma, como lo atestigua Catón, según el cual, si se considera que los ladrones de objetos sagrados merecen doble pena, los prestamistas la merecen cuádruple.
Aristóteles, en su condena de la crematística, aún es más radical. “El arte de adquirir la riqueza —escribe— es de dos especies: una es su forma mercantil, siendo la otra una derivación de la economía doméstica; esta última es necesaria y encomiable, mientras que la otra se basa en el vencimiento y da lugar a justificadas críticas, ya que no tiene nada de natural. […] En estas condiciones, lo que se aborrece con mayor razón es la práctica del préstamo con interés, ya que las ganancias que de él se obtienen proceden de la propia moneda y no de la finalidad con la que ésta se creó. La moneda se inventó, en efecto, con miras al intercambio, mientras que el interés multiplica la cantidad de la propia moneda. […] El interés es moneda nacida de moneda. Por consiguiente, esta forma de ganar dinero es, de todas, la más contraria a la naturaleza”.
El término “interés” designa los ingresos procedentes del dinero (foenus o usura en latín, tókos en griego). Se refiere a la forma en que el dinero “engendra retoños”. Desde la Alta Edad Media, la Iglesia hizo suya la distinción establecida por el derecho romano para el préstamo de bienes muebles: hay cosas que se consumen por el uso y cosas que no se consumen, las cuales se denominan commodata. Exigir pago por el commodatum es contrario al bien común, ya que el dinero es un bien que no se consume. El préstamo con interés será condenado por el Concilio de Nicea sobre la base de las Escrituras –aunque la Biblia nada, precisamente, dice en contra de él.
En el siglo XII, la Iglesia hizo suya la condena aristotélica de la crematística. Tomás de Aquino también condenó el préstamo con interés, aunque efectuó algunas reservas menores, alegando que “el tiempo sólo corresponde a Dios”. De forma aún más severa, el Islam ni siquiera distingue entre el interés y la usura.
La práctica del préstamo con interés, sin embargo, se fue desarrollando progresivamente en el marco del auge de la burguesía y la expansión de los valores mercantiles, a los que aquélla convirtió en instrumento de su poder. Ya a partir del siglo XV, los bancos, las compañías mercantiles y ulteriormente las fábricas podían retribuir, mediante derogación real, los fondos recibidos en préstamo. Con la aparición del protestantismo, y más concretamente del calvinismo, se produce un giro esencial. Juan Calvino es el primer teólogo que acepta la práctica del préstamo con interés, el cual se propaga entonces mediante las redes bancarias. Con la Revolución francesa, el préstamo con interés pasó a ser enteramente libre, al tiempo que surgía un gran número de nuevos bancos, los cuales disponían de fondos considerables procedentes sobre todo de la especulación sobre los bienes nacionales. Empezaba entonces el gran auge del capitalismo.
En un comienzo, la usura designaba simplemente el interés, independientemente de su tasa. Hoy se entiende por “usura” el interés por un importe abusivo atribuido a un préstamo. Pero la usura es también el procedimiento que permite encarcelar al prestatario de una deuda que no puede reembolsar, apoderándose de bienes que le pertenecen pero que ha aceptado dar como garantía. Es exactamente lo que sucede hoy a escala planetaria.
El crédito permite consumir el futuro desde el presente. Se basa en la utilización de una suma virtual que se actualiza atribuyéndole un precio: el interés. Su generalización ha hecho perder de vista el principio básico de que se deben limitar los gastos adecuándolos a los recursos disponibles, porque no se puede vivir perpetuamente por encima de los medios disponibles. La expansión del capitalismo financiero ha favorecido esta práctica: algunos días, los mercados intercambian el equivalente de diez veces el PIB mundial, lo cual demuestra la magnitud de la su desconexión con la economía real. Cuando el sistema crediticio pasa a ser una pieza central del dispositivo del capital, se entra en un círculo vicioso, pues si se paraliza el crédito, ello puede producir un hundimiento generalizado del sistema bancario. Enarbolando la amenaza de semejante caos, los bancos han conseguido hacerse ayudar constantemente por los Estados.
La generalización del acceso al crédito, que implica la extensión del préstamo con interés, fue uno de los instrumentos decisivos para la expansión del capitalismo y la creación de la sociedad de consumo después de la guerra. Al endeudarse masivamente, los hogares europeos y norteamericano contribuyeron sin duda, entre 1948 y 1973, a la prosperidad de la época denominada de “los treinta años gloriosos”. Pero las cosas cambiaron cuando el crédito hipotecario se impuso sobre las demás formas crediticias. “El mecanismo de recurrir a una hipoteca como garantía real de los empréstitos representa mucho más —recuerda Jean-Luc Gréau— que una cómoda técnica de garantizar los préstamos, ya que altera el marco lógico para la atribución, evaluación y detención de los créditos concedidos. […] El riesgo comedido cede el lugar a una apuesta tomada sobre la facultad que se tendrá, en caso de incumplimiento por parte del deudor, para hacer ejecutar la hipoteca y confiscar el bien a fin de revenderlo en condiciones aceptables”. Es esta manipulación de hipotecas transformadas en activos financieros, junto con la multiplicación de los impagos por parte de prestatarios incapaces de reembolsar sus deudas, lo que condujo a la crisis del otoño de 2008. Y la operación se está repitiendo hoy, a expensas de los Estados soberanos, con la crisis de la deuda pública.
A lo que estamos asistiendo con toda claridad es, por consiguiente, a la vuelta al sistema de la usura. Lo que Keynes denominaba un “régimen de acreedores” corresponde a la definición moderna de la usura. Los métodos usureros estriban en la forma como los mercados financieros y los bancos pueden hacerse con los activos reales de los Estados endeudados, amparándose de sus activos en concepto de intereses por una deuda cuyo principal constituye una montaña de dinero virtual que nunca se podrá reembolsar. Accionistas y acreedores son los Shylock [el usurero de El mercader de Venecia, de Shakespeare. N.d.R.] de nuestro tiempo.
Pero sucede con la deuda como con el crecimiento material: ninguno de ambos puede prolongarse hasta el infinito. “Europa, entregada a las finanzas —escribe Frédéric Lordon— está a punto de perecer por las finanzas”. Es lo que yo mismo he escrito desde hace mucho tiempo: el sistema del dinero morirá por dinero.
© Éléments
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