"Las riquezas son buenas en cuanto son útiles al ejercicio de la virtud; mas si excede esta medida de manera que impida el ejercicio de la virtud, no han de computarse entre las cosas buenas, sino entre las malas. De aquí que para algunos que usan de ellas para la virtud sea bueno poseer riquezas, mientras que para otros, que por ellas se apartan de la virtud, ya por demasiada solicitud, ya por el demasiado apego a las mismas o por la distracción de la mente que de ellas proviene, es malo poseerlas".
Santo Tomás de Aquino
Contra Gentes, III,133
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