Castilla (nombrada en los primeros documentos en castellano antiguo como Castella o Castiella)
significa etimológicamente «tierra de castillos», en alusión a las
fortificaciones levantadas durante la Reconquista. Los historiadores
árabes la denominaban Qashtāla y su nombre aparece justificado como tierra sembrada de castillos. El término vendría del latín castellum, diminutivo éste a su vez del término castrum, castro, fortificación de la Iberia prerromana.
Es
en el siglo IX cuando se habla por primera vez de la palabra
"Castilla"; este nombre aparece escrito en el documento fundacional del
Monasterio de Taranco, enclavado en pleno Valle de Mena. Esta palabra
surge para hacer referencia al conjunto de pequeños territorios situados
al Norte del Ebro, núcleo originario de Castilla, que se caracterizaba
por los abundantes edificios defensivos.
Se
considera que el nombre de Castilla nació testimonialmente el 15 de
septiembre del 800 en el hoy desaparecido monasterio de Emeterio de
Taranco de Mena situado en esta localidad. El nombre de Castilla
aparece en un documento notarial por el que el abad Vitulo donaba unos
terrenos, incluido en el Becerro Galicano del monasterio de san Millán
de la Cogolla y dice así:
Ego Vitulus abba, quamuis indignus omnium seruorum dei seruus, una cum cogermano meo Erbigio presbytero, cum domnos et patronos meos sanctos Emeteri et Celedoni, cuius basilica extirpe manibus nostris construximus ego Vitulus abba et frater meus Erbigius in loco qui dicitur Taranco in territorio mainense, et sancti Martini, quem sub subbicionem Mene manibus nostris fundauimus ipsam basilicam in ciuitate de area patriniani IN TERRITORIO CASTELLE et sancti Stefani, cuius basilicam manibus nostris fundauimus in loco qui dicitur Burcenia in territorio Mainense [...]
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